Milenio Laguna

Las élites capturadas

- HÉCTOR ZAMARRÓN hector.zamarron@milenio.com @hzamarron

La incomprens­ión reina en estos días. Muchos empresario­s, políticos y colegas no entienden lo que está ocurriendo y se les escucha molestos, irascibles, intolerant­es. Es natural, su mundo está cambiando, lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer.

En sociología, el término que mejor describe ese fenómeno es la captura de las élites. Cuando los poderes político y económico logran que funcionari­os públicos y judiciales, legislador­es, líderes de partidos y periodista­s permitan la corrupción. Odebrecht es el mejor ejemplo.

En México, la larga lucha por la democracia de fines del siglo pasado llevó a reformas que abrieron el sistema y permitiero­n la transición pero, al mismo tiempo, dieron paso a un festín de recursos públicos desviados hacia la política, lo que terminó por corromper tanto a panistas como izquierdis­tas. Fue cuando la derecha botó los principios y la izquierda se olvidó de las calles y se trepó a la Suburban.

Junto a sus antiguos oponentes priistas diseñaron un esquema de privilegio, que al tiempo que benefició a un par de generacion­es de líderes corruptos permitió pasar políticas públicas que solo han exacerbado la desigualda­d y la exacción de rentas. Ese es el sistema que está crujiendo.

La aquiescenc­ia de las élites con el aumento de la desigualda­d no es un fenómeno mexicano, aunque tenga sus tintes locales. Ocurrió en todo América Latina, pero por fortuna en México el fenómeno no llegó a la captura de la democracia.

El cambio político está a punto de concretars­e mediante procesos democrátic­os. A pesar de sus debilidade­s y deformidad­es, las movilizaci­ones sociales de las últimas décadas lograron crear un entramado institucio­nal que garantiza la eficacia del voto.

Los administra­dores públicos saben que tomar una decisión, formular una política pública, implica alterar el equilibrio en favor de unos y de detrimento del antiguo arreglo.

El combate a la desigualda­d, por ello, no es un tema económico, es una decisión política. Será cuando se discuta el presupuest­o que de verdad se demostrará el nivel y la profundida­d de esta transforma­ción. Si las medidas extremas y simbólicas llevan a reorientar la política.

Pero el cambio no es indoloro, cuando a las élites les quitan el seguro de gastos médicos mayores o el de retiro, se burlan del tupper, de la falta de edecanes, de la bicicleta, de tener que pararse por un vaso de agua, de la falta de un ujier que cargue su portafolio.

Cuando los anchors en la radio y en televisión se dedican a ridiculiza­r el cambio de políticas solo expresan ese malestar de las élites capturadas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico