Qué lío. Si Gil ha entendido algo, cosa improbable: CNTE y Morena se enfrentan por la desaparición del Instituto Nacional de Evaluación Educativa
il caminaba sobre la duela de cedro blanco del amplísimo estudio envuelto en la nube de una hesitación: ¿por qué les llaman activistas a los maestros asaltantes? Solo los dioses de la educación lo saben. Gil lo leyó en su periódico MILENIO en una nota bien trabada de Javier Trujillo: “al grito de ¡fuera charros!, maestros agrupados en la sección sindical 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y disidentes magisteriales de la Ceteg realizaron desastre y medio dentro en el salón Teotihuacán del Centro Internacional Acapulco”. Sillazos, botellazos, gritos insultos. Así se suspendió el Foro de Consulta Participativa por una Mejor Educación. Aquí nadie va a deliberar y vuelan los botellazos. En el acto participaban maestros, papás, organizaciones civiles, expertos en educación. Al paso que vamos, incluso para abrogar la reforma educativa y no dejar ni una coma de ella, se desprenderá la noticia de violencia de mentores activistas que no son ni mentores ni activistas, sino unos asaltantes, brigadas de choque, grupos violentos dispuestos a todo. Maestros de la CNTE, este foro es a su favor no se alteren. Y para no perder la práctica reventaron el foro. Maestros: esto es contra “la evaluación punitiva”. Será el sereno pero nosotros les incendiamos el foro. ¿Alguien entiende? ¿No estábamos en que la CNTE apoyaba a Morena y al Presidente electo, en que juntos derribarían Gil en MILENIO y la reforma? Pues que siempre no: que se abrogue, pero como digan la CNTE y sus líderes. Gilga ha recordado un aforismo que trae a cuento con frecuencia: los aliados de hoy serán los adversarios de mañana.
El enredo
De pasada, la CNTE ha desconocido como interlocutores a los 66 legisladores de Morena que se dicen parte de la misma coordinadora. Qué lío. Si Gil ha entendido algo, cosa improbable: CNTE y Morena se enfrentan por la desaparición del Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Los mentores quieren hacer polvo al instituto; algunos legisladores de Morena, conservarlo. La hierba crece por segundos, Enrique Enríquez, secretario general de la Sección 9 de la CNTE, dijo: “no hay diputados de la CNTE como tal, la CNTE nunca propuso… puede ser que algún compañero que participó en la CNTE en algún momento, pero quiero dejar muy en claro que la Coordinadora no tiene diputados, nosotros no nos movimos en esa dinámica”. Gilga se mueve en una dinámica muy dinámica y se pegunta a dónde conducirá este enfrentamiento. El próximo secretario de Educación, Esteban Moctezuma, advirtió que los “hechos de violencia no impedirán que se realicen los encuentros deliberativos”. Ahora mal sin bien: ¿cómo evitarán que los asaltantes lleguen a los encuentros y dejen caer una lluvia de botellas y sillazos sobre ellos? Hay una cosa que se llama policía, pero si entran en acción el encuentro acabará en un zafarrancho. Así llegamos al principio: ofrecer una mesa de negociación con los maestros. Comuníqueme con Durazo. ¿Alfonso? ¿Qué hacemos con los rijosos? Alfonso responde. Ofrezcamos una mesa de negociación. Y así pasará el tiempo, los veranos, los gobiernos y los maestros se harán viejos defendiendo dos o tres privilegios. La violencia de Acapulco revela la necesidad de una reforma educativa urgente. En fon. Morena podría ser víctima propiciatoria de sus rigores demagógicos. Oh, sí.
HelloDolly
Gil buscaba en las carteleras teatrales una obra a la cual asistir bajo el entendido de que Gilga conserva una viva emoción por el teatro. Ji ji. Anuncios a una plana de Hello Dolly. Esta obra se estrenó en Broadway el año de 1964 bajo la dirección de David Merrick. Que el buen escritor Thornton Wilder perdone a Gil, pero The Matchmaker es una basura, un musical intragable. En México (Wikipedia informa) se montó por primera vez bajo la dirección de Manolo Fábregas en el año de 1968. Desde entonces han pasado 50 años. A los empresarios del teatro se les ocurre reponer este bodrio con Jesús Ochoa y Daniela Romo. Dios de bondad.
Cuando Gilga era un niño, la tía Eduviges invitaba a su mamá de Gil al teatro a ver Hello Dolly! Medio siglo después en el Teatro de los Insurgentes, se exhibe esta cosa. Por esto no hay teatro mexicano, nadie se atreve a poner una obra que nos sea un musical del año de la canica. Que les aproveche, Gamés no pasará ni a quinientos metros de la entrada del Teatro de los Insurgentes. Au revoir.
Todo es muy raro, caracho, como diría André Maurois: “Sería necesario imponer esta regla: no repetir jamás una afirmación malévoloa sin verificar su contenido. Aunque es cierto que así nunca se hablaría de nada”.