Una mejor manera de comunicarnos
Si imaginamos una pirámide dividida en cuatro niveles, en cuya base dice: “Dato”, en el siguiente nivel: “Información”, después: “Conocimiento” y finalmente en el vértice leemos: “Sabiduría”, podemos entonces entender más fácilmente cuál es el proceso que sigue nuestra mente en la búsqueda de “la verdad”. Un proceso que inicia a partir de la información que recibimos en forma de simples datos, para luego de filtrarlos, analizarlos e interpretarlos, obtener un conocimiento más profundo y así llegar a un resumen o conclusión inteligente y verdadera, a la que llamamos sabiduría, o en ocasiones sencillamente sentido común.
Así, como una frase sabia, llegó a mis ojos un pensamiento cuyo autor me es desconocido a pesar de haber intentado conocer su nombre por varios medios, razón ésta por la que no le doy en estas líneas el crédito que bien merece. La frase en cuestión alude a esa situación que hemos vivido todos, cuando tratamos de explicarle algo a alguien y nos topamos con que algún obstáculo obstruye la recepción de la idea que intentamos transmitir. El anónimo autor dice entonces que renunció a su propósito de comunicar sus ideas: “al comprender que la gente solo entiende desde su nivel de percepción, su nivel de conciencia y su nivel de educación”. Si bien ésta escéptica reflexión lleva al incógnito pensador a claudicar en su intento de comunicarse, para mi contiene tres elementos que hacen una valiosa fórmula para lograr precisamente lo contrario.
Captar y COMPRENDER (así con mayúsculas), la manera en que una persona percibe las palabras o ideas conforme a su propia historia y experiencia de vida (Percepción); advertir su nivel de conciencia o capacidad de auto-mirarse en un ejercicio de: “me doy cuenta de que me doy cuenta de mis pensamientos y emociones” (Conciencia); y finalmente evaluar las herramientas morales e intelectuales con que procesa y asimila esas palabras e ideas (Educación), pudiera ser una mejor manera de comunicarnos los seres humanos, algo qué por lo que se ve, cada día está resultando paradójicamente más difícil.
“Me doy cuenta de que me doy cuenta de mis pensamientos y emociones”