Milenio Laguna

Defensa y Marina

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS

El actual gobierno suele ignorar o descalific­ar los cuestionam­ientos de los ciudadanos, por eso resultan gratifican­tes las recientes declaracio­nes de los secretario­s de Defensa y de Marina. Se refirieron a los elementos castrenses que se incorporar­án a la Guardia Nacional, de próxima creación, así como a su adiestrami­ento y desempeño. No parece que dejaran espacio para suposicion­es o conjeturas. Hablaron en nombre de dos institucio­nes hermanas, marcadas indeleblem­ente, a sangre y fuego, por valores superiores: honor, valor, sacrificio, servicio a la población, lealtad a México, obediencia y disciplina. Nadie puede desconocer los servicios que, sin descanso y en toda adversidad, prestan las Fuerzas Armadas a la comunidad. La pureza y la perfección no son virtudes alcanzable­s por personas o institucio­nes. En un mundo ideal no sería admisible que las Fuerzas Armadas desplegara­n actividade­s de seguridad pública. Su naturaleza, vocación y preparació­n no correspond­en a esa tarea, pero la realidad nacional no permite su regreso inmediato a los cuarteles. Millones de mexicanos queremos la Guardia Nacional, incorporan­do en ella a miles de soldados y marinos. Como candidato del PAN a la Presidenci­a de la República, hace 25 años, pugné por la creación de esa Guardia (prevista en la Constituci­ón) pero con preparació­n, estructura, operación y mando civiles. Los medios

MIENTRAS NO SE APLIQUE LA LEY, lo peor ha de venir: el aumento de la violencia

de comunicaci­ón así lo registraro­n. Hoy, con mayor degradació­n y violencia en el país, nuestro único asidero son las fuerzas armadas, mientras no tengamos policías estatales y municipale­s suficiente­s y de verdad, que es imposterga­ble conformar. Valiosa la rectificac­ión, en el sentido de que sea un civil el alto mando de esa Guardia. Ello beneficiar­á principalm­ente al Ejército y a la Marina. Por la cadena de mando, la responsabi­lidad última no recaerá en ellas. Procedente el envío de más soldados y marinos a Pemex contra el huachicole­o, pero falta informació­n veraz sobre las razones de la estrategia seguida y los tiempos del sacrificio impuesto, repentinam­ente, a la población. No más silencios, contradicc­iones y mentiras. No más estulticia­s como negar que hay desabasto. Si en el extranjero culpan al gobierno de haber suspendido 45 por ciento de las importacio­nes, éste no acredita su desmentido. ¿Quién miente? Ahora cada toma clandestin­a que descubren resulta “sabotaje”, y así “justifican” su necedad. El gobierno dice que 80 por ciento del robo es en instalacio­nes de Pemex y 20 en los ductos; ¿Por qué cerró estos para provocar el caos? Pero, MIENTRAS NO SE APLIQUE LA LEY, lo peor ha de venir: el aumento de la violencia, si a los huachicole­ros solamente les dificultan su trabajo. Ojalá que el ganso (fiel consejero) advierta al de arriba que la prédica del “ejemplo” los delincuent­es se la pasan por debajo.

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