Humanidad kafkiana
Se lo escribió a Felice, uno de sus grandes amores, “soy incapaz para soportar solo el asalto de mi propia vida”. Tal vez por eso, una y otra vez pulsada la quimera de vivir en pareja, se abrazó a la literatura. La que privilegió por sobre cualquier relación, y en disputa contra su cada vez más encogida salud. Escena de humanidad de uno de los escritores más perturbadores de todo tiempo, Franz Kafka (1883-1924).
Ahí sigue el gran Kafka. Experiencia de persona, no de insecto. Invencible ante las arremetidas de los denostadores de disparejo sello, aprobado también por la diversidad de los aparatos analíticos. Objeto de estudio que no se agota y que impone permanentes retos. De ahí que todo ejercicio por sistematizar el estudio sobre su obra, más aún cuando se hace desde el rigor de la academia, resulte esclarecedor y aplaudible.
En tales tareas se inscribe Kafka. Las escenas de lo humano, libro colectivo surgido de la investigación que se realiza en la Universidad Autónoma Metropolitana, y que pretende dimensionar una gran obra en los espacios geográficos y tradiciones creativas y hermenéuticas propias. Pero que no renuncia a la esencia de autor en vida y obra, a saber, una humanidad que se deforma y termina por extinguirse.
“La humanidad de Kafka no es aquella que se rige por una civilización, por el progreso; a la inversa, la humanidad de Kafka aparece en una transformación permanente que es la base de todo desapego existencial”, escriben en la presentación de la obra los compiladores.
Kafka. Las escenas de lo humano, UAM, México, 2018, 174 pp.
Pensado en torno al centenario de la publicación de La metamorfosis, la gran narración kafkiana, Kafka. Las escenas de lo humano se acompaña de la obra plástica que conformó la colección de carteles Vestigio de un sueño intranquilo, de la Bienal Internacional de Cartel, hace unos tres años. Obra por demás imaginativa, diversa y sugerente.
Siempre será una revelación volver a los universos que Kafka construyó en tiempos de soledad, “las conversaciones le quitan importancia, seriedad, verdad a todo lo que pienso”, y estos textos e imágenes ahora reunidos son una buena convocatoria.
Diego Lizarazo, José Alberto Sánchez
Compiladores