Por fin, se pudo ganar
Anoche el partido entre Santos y Morelia era más escabroso que atractivo, más golpeado que divertido. En un momento dado, había más amonestados que pases acertados, más tiempo perdido que acciones agradables y dignas de narrar o celebrar. Así fue todo el primer tiempo. Con nulo futbol, contagiados para no desarrollar algo decente. De un encuentro así, es complicado describir algo que atraiga porque no existía. Las intenciones de hacer bien las cosas, estaban, pero no se asomaban.
Salvador Reyes se atrevió a modificar sensiblemente, y con eso basta para reconocer que ha visto el mismo mal accionar del equipo, y que ya era necesario hacer algo distinto. Lozano en la banca, y al ingresar, se notó que le vino bien no iniciar. Correa debutando, mostró que sabe el oficio y deberá aportar más. Garnica no ofrece diferencia. Angulo precipitado. Preciado puso entusiasmo en un par de acciones destacadas. Lo mejor fue el triunfo que logró el equipo gracias a Furch.
La victoria era urgente, y se comprende todo aunque realmente se haya jugado mal. Como el gol se apareció cuando nada interesante le pasaba al juego, a partir de ahí hubo entusiasmo, mejor accionar, interés por al menos conservar la ventaja y estímulos para aumentarla. Orozco salvó su meta en una acción suicida, a su estilo. Con ello, puso el grito guerrero para seguir luchando.
En la última jugada del partido, Correa pudo y debió anotar. Da confianza su presencia, no es veloz pero tiene sentido de lo que sucede en el campo. En varios lapsos, el juego se moría solo, sin necesidad de incomodarlo, aunque el gol al minuto 59, avivó la exigencia pues a partir de ahí, ambos equipos ofrecieron lo mejor de su momento. Para la causa local, el triunfo es un bálsamo que ayudará a pensar mejor y a ejecutar con mayor tino.
La victoria era urgente, y se comprende todo aunque realmente se haya jugado mal