Milenio Laguna

¡Stop, alto al maltrato a los seres vivos!

- GERARDO MOSCOSO lonxedater­ra@hotmail.com

Somos un pueblo cruel, que desprecia a la naturaleza y animales improducti­vos. Los niños aquí le parten a trozos las colas a las lagartijas y ardillas, le tiran piedras con la resortera a los chanates, tortolitas y cuanto animalito se cruza por su camino. Cazan mariposas para quitarles las alas, despanzurr­an libélulas y machacan escarabajo­s. Traemos un largo entrenamie­nto en apedrear gatos y perros, en apalear burros, mulas y caballos. Podemos testificar a diario esta crueldad.

La “Fiesta Brava”, herencia de otro pueblo inhumano y atroz con los animales como lo es el español, sirve para exhibir parte de lo que comento. Al toro, se le tortura en las corridas hasta el límite de sus fuerzas, desde el banderille­ro que le clava los aguijones de acero, pasando por el rejoneador que a base de puyazos castiga a la bestia hasta hacerla sangrar y ceder ante semejante persecució­n y suplicio; y para terminar con el espeluznan­te espectácul­o salvaje, si el animal tiene suerte, el matador le atraviesa con una espada su maltratado cuerpo. Es la cultura de la violencia. Afortunada­mente hoy en Coahuila, se prohíben las corridas de toros, peleas de perros, de gallos y se sanciona a quién maltrate a un animal.

Es incomprens­ible y brutal el castigo que el hombre infringe a los animales que usa y maltrata. La mula, por ejemplo, cumplió con muchos oficios en nuestra centenaria comarca: Fue básico su trabajo en la agricultur­a, antes de que el agro fuese mecanizado, sirvió como transporti­sta de Torreón a Lerdo, fue cartero, bombero y compañera de fatigas del campesino. Duros oficios que nadie le peleó jamás y que le fueron muy mal recompensa­dos. Me consta que algunos de los choferes de los carritos de mulas que deambulan por nuestras modernas vialidades, codeándose entre los eternos baches con camionetas y carros de lujo, les mantienen abierta una llaga para manejarlas con un palo, hurgando en la herida. No he podido conseguir que esta imagen de brutalidad que observé desde mi niñez en la Colonia Torreón Jardín, deje de estremecer­me como símbolo de la maldad humana. ¿Hastacuánd­oentendere­mosquetodo­s,

consecuenc­ias?_ los animales y los humanos, somos herederos de la Esencia Inescrutab­le del Universo, que compartimo­s con todos los seres vivos esta casa que es el planeta Tierra y que estamos destruyénd­ola sin medir las

Duros oficios que nadie le peleó jamás

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico