Darse cuenta
Somos conscientes de nuestras experiencias y vivencias. A veces nos apartamos de esa consciencia y solo acumulamos lo vivido como parte de nuestra memoria sin extraer aprendizajes. Darse cuenta consciente nos ayuda a conectar con nuestro autoconocimiento y aprendizaje.
Por otro lado, el inconsciente está cargado de lo que ha sucedido en nuestra historia que no hemos querido aceptar y que hemos desterrado para no sufrir, pero están ahí de alguna manera. Creemos que, reprimiendo lo que no nos gusta, o no nos hace sentir bien, lo superamos, que desechando lo que no queremos aceptar de nosotros no tiene consecuencia, pero acaba siendo un gran error.
Seguimos el ritmo de la vida, en piloto automático, sintiendo lo menos posible y rechazando toda emoción que nos genera malestar. Cargamos con todo esto hasta que el cuerpo nos da señales de que algo estamos haciendo mal, que no estamos atendiendo. No nos atendemos a nosotros mismos, y esas señales se convierten en estrés y enfermedades relacionadas con la debilidad de nuestro sistema inmune.
Parece que vivimos sin darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos. No indagamos en nuestro interior.
La capacidad de darnos cuenta es un estado de plena consciencia, en el que estamos dispuestos a atender todo lo que nos sucede, y atender a nuestras necesidades. La persona no utiliza esta capacidad de “darse cuenta” para atender las necesidades actuales de su organismo.
Darnos cuenta de manera completa nos hace estar en las situaciones de una forma más honesta, y por lo tanto haciéndonos responsables de todo lo que pueda suceder. Es una forma de dejar de culpabilizar y quejarse, para hacernos responsables de todas las situaciones que experimentamos. Esto nos ayuda a que no intoxiquemos nuestras relaciones, con reproches como: “tú me has hecho sentir así”, “por tu culpa me siento mal”, “si no hubieras hecho eso yo estaría bien”, etc. Vivir desde la inconsciencia nos hace no asumir la responsabilidad de lo que sentimos y de nuestras emociones.
Si no nos hacemos cargo de nosotros mismos acabamos dependiendo de las circunstancias y de lo que hagan los demás. Acabamos siendo títeres a causa de nuestra inconsciencia. Por ello es valioso atender a una consciencia responsable sobre nosotros mismos y nuestro entorno.