Atásquense ahora que hay lodo
Díasd eguar dar en los que por lo regular la gente no se guarda y sale al mundo buscando el peligro y el cotorreo, donde las mayorías salen de noche fundamentalmente para ver visiones. En lo personal ya me aburrieron los mismos lugares de siempre, las albercas de caldo de oso, las playas del guan bir, amigou y la imagen de los penitentes siendo fustigados
con varas de zarzamora, mientras se desatan las mil y una procesiones.
Por eso, mejor busqué otros sitios de regocijo espiritual y me arrellané frente al número 245 de la calle Berlín, en Coyoacán, ahí donde la muy antipejista Operación Berlín hizo su nido.
Mientras sigo esta ruta introspectiva para convertirme en una linda personita, pienso en el mal ejemplo que están poniendo los grandes millonarios franceses a los que no vamos a acusar de ser hermanitas de la caridad, no solo llevan reunidos varios cientos de millones de euros, sino que no van a pedir exenciones hacendarias de ningún tipo. O sea, no puede ser, sobre todo porque están dándole al traste a una bonita tradición de la que tanto se han beneficiado los plutócratas del mundo, en particular los mexicanos que no dan paso sin huarache.
Digo, en vez de donar para los ex gobers preciosos del Grupo Atracomucho, a los que ya el Congreso del Edomex ordenó quitarles en mala onda la seguridad gubernamental, estos franchutes están armando la coperacha para las gárgolas. (No se vale que en Twitter exista el #DonaUnaGárgola y ponen fotos de la Gordillo, Murillo Karamydemá se misarios del p as ad oprian is ta, porque, la verdad, esos demonios a lados merecen respeto ). Ya me imagino que al rato estos personajes como Chuayffet, Eru Ávila, Camacho Quiroz, Montielito y demás van a organizarse un autoatentado tipo Fox para que manden a cuidarlos unos batallones, sobre todo porque en el Mordor mexiquense esos mismos gobers dejaron aquello como antesala del infierno. Es muy peligrosa aquella geografía ignota, independiente mente de cualquier cosa deberían de protegerlos, no vayan a querer subirse a un camión o una pecerda porque me los pueden atracar y violar, no necesariamente en ese orden.
Ni modo que los dejemos abandonados como Javidú y Fidel Herrera hicieron con 200 hospitales en Veracruz. Ni que fuéramos animales.
Atásquense ahora qué hay lodo.
Ya aburren los mismos lugares, las albercas de caldo de oso...