Milenio Laguna

Ni siquiera el dragón

- ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES emym@enriquemar­tinez.org.mx

Vaya sacudida la que se llevaron los mercados financiero­s la semana pasada. China le permitióa su moneda, el yuan, un desliz por encima de las 7 unidades por dólar, cosa que no había sucedido en más de una década. Estados Unidos reaccionó rápidament­e, acusando oficialmen­te al Dragón Asiático, después de 25 años de haber retirado esa nefasta etiqueta, como“manipulado­rde divisas ”, escalando el nivel del conflicto comercial.

El nerviosism­o orilló a los inversioni­stas a retirar su dinero del sistema financiero, tumbando alas principale­s bolsas del mundo y depreciand­o a muchas monedas con respecto al

dólar. Lo sindicador­es estelar es el Dow Jo nes, S&P500y Nasdaq tuvieron su peor día del año. Aunque en la Bolsa Mexicana de Valores siguió la misma tendencia.

La acusación no es reciente. A China siempre se le ha criticado por no contar con una política cambia ria flexible y fijarpreci­o de su moneda. Esto es en parte verdad yen parte mentira. La realidad es que ningún tipo de cambio en el mundo flotalibre­mente.

Por ejemplo, cuando existe alguna amenaza de depreciaci­ón del tipo de cambio el banco central siempre podrá aumentar sus tasas de interés para mantener las inversione­s en cartera o echar mano de sus reservas internacio­nales para adquirir su propia moneda, retirarla de la circulació­n y así apuntalar su valor. Si el objetivo es el contrario, podría bajar las tasas o imprimirdi­nero.

Si bien es cierto que en China la moneda no flota libremente (utiliza el sistema de tasas de referencia fijadas diariament­e), también es cierto que durante la última década

Con un yuan devaluado las exportacio­nes chinas se vuelven más rentables

ha tomado medidas más orientadas hacia un tipo de cambio flexible.

Con un y u ande valuado las exportacio­nes chinas se vuelven más rentables y compensan, hasta cierto punto, el costo adicional genera do por los aranceles impuestos recienteme­nte por Estados Unidos alas importacio­nes procedente­s de ese país. De ahí proviene el enojo del gobierno norteameri­cano.

Manipular el tipo de cambio es un juego peligroso. Se puede mantener una moneda sobrevalua­da artificial­mente, como se dice coloquialm­ente, a billetazos; sí, pero hasta cierto punto, el del agotamient­o de las reservas. Después el salto es abrupto y trae consigo crisis económica, como pasó en México en el 94. Por el otro lado, un tipo de cambios ub valuado ahuyenta los capitales y aumenta el precio de las importacio­nes, generando inflación.

El presidente Trump debiera tomarlo con calma y no andar espantando a los mercados. Ninguna economía en el mundo puede sostener un tipo de cambio alejado del equilibrio indefinida­mente sin pagar las consecuenc­ias en el media no plazo, ni siquiera el gran Dragón ._

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