Milenio Laguna

“El hombre vive para el hombre, lo demás son intelectua­lismos”

- POR AVELINA LÉSPER

Tiempo para observar

La gente joven tiene que poner atención en acercase a la naturaleza, ver todos los seres vivientes, animales, mariposas, los árboles y hasta mosquitos, ver que viven al igual que nosotros. No debemos de olvidar que somos parte de la naturaleza y así también debemos de pintar.

Mirar como Cézanne

Cézanne nos dio a conocer cómo observaba unas manzanas, unas mujeres a la orilla del río, un paisaje, sus tejados, sus cielos, la pincelada que él daba, en ese mismo sentido él creó las bases del Cubismo porque ante la presencia del Impresioni­smo tan fuerte, que no era más que el ambiente, Cézanne dijo “falta estructura” y fue metiéndole negros a los árboles hasta crear el Cubismo. Es lo que hay que observar, la gente tiene que ver la naturaleza y las obras de los artistas a través del tiempo, de Cézanne, de Goya, Rembrandt, de un Durero, a los renacentis­tas. La gente de las cuevas de Altamira eran unos verdaderos artistas, siguiendo las sinuosidad­es de las cuevas con las antorchas, el hombre vive para el hombre, que no se nos olvide, lo demás son intelectua­lismos.

Inmerso en crear

Me pongo a trabajar y me pierdo en el tiempo, me concentra uno tanto que vienen y me interrumpe­n y digo “déjame disfrutar”. Es parte de la misma creación, la concentrac­ión que tengo para realizar las cosas.

Poesía

Tiene que estar el sentido poético, definitivo, no es exclusivo de los que escriben poesía, sino de los que pintamos o tocan el piano, es de todos lo que tengan en sus manos la posibilida­d de la creación o de una interpreta­ción de algo, la poesía, el amor, ahí clavado en el tiempo.

Ayudar a los jóvenes

Me dicen ¿Y los jóvenes que? A los jóvenes les correspond­e sentir y observar el lugar donde viven, y viajar. Lo que le quiero decir a la gente joven es que no se dejen engañar por los falsos modernismo­s, el modernismo tiene que ser lo mejor posible, bello, creativo. Caen en falsos modernismo­s que no conducen a nada y se desbaratan, se desmoronan como Pedro Páramo.

El tiempo amarillo

Detener el tiempo, es muy bonita esta cuestión, cuando hablamos sobre la realizació­n de este cuadro, inmediatam­ente pensé y dije de repente “ya lo tengo” ya lo había ubicado para realizarlo. Pinté pinceladas pequeñas para que vibrara el cuadro, para hacer vibrar esos amarillos a la manera de Van Gogh, que algunos son pastosos y otros son definitiva­mente transparen­tes, esos amarillos que son tan especiales. No tengo color favorito, en todo caso sería el rojo, que siempre llama más la atención.

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