Y eso a ella no le importa
La teoría del psicólogo norteamericano Abraham Maslow (1908-1970) sobre la jerarquía de las necesidades humanas, sostiene que las fisiológicas son las prioritarias para nuestra supervivencia, a partir de la satisfacción de éstas, surgen otras que se van haciendo cada vez más complejas una vez satisfechas las anteriores. Son la seguridad, la aceptación social, el reconocimiento y finalmente la autorrealización o trascendencia.
Sin entrar en detalles podemos afirmar que dada nuestra indiscutible condición animal, todo se reduce a cinco necesidades: tener un lugar donde vivir y guarecernos, alimentos para comer, agua para beber, remedios para curarnos y materiales
...nuestro maltrato hacia ella puede provocar la extinción de nuestra especie...
para abrigarnos o protegernos del clima. Estas son las necesidades elementales que todo ser humano requiere para sobrevivir, desarrollarse y conseguir resolver sus otras necesidades secundarias.
Este razonamiento puede parecer una verdad de Perogrullo, de hecho es tan lógico que resulta entonces incomprensible ver con qué facilidad lo olvidamos, pues justamente en la medida en que como sociedad humana hemos escalado la “pirámide de Maslow”, también hemos perdido de vista que todo lo que tenemos o creemos tener, incluidos los extraordinarios recursos tecnológicos o los avances científicos modernos, dependen de que se cumpla la satisfacción de esas cinco necesidades básicas.
El planeta que habitamos, esa pequeña esfera azul que junto con sus hermanos solares viaja por el universo sin un destino cierto o conocido, pero en aparente dirección de la estrella Vega de la Lira, es quien hasta ahora se ha encargado de proveer de todo lo necesario a sus pasajeros, entre los que la especie humana, junto con otras 1.4 millones de especies animales, vamos encaramados sobre él, así como alrededor de otros 30 millones de especies de otros bichos.
Ese pequeño planeta es La Tierra, es la única casa que tenemos y nuestro maltrato hacia ella puede provocar la extinción de nuestra especie. Si eso sucede, ella continuará su viaje sideral y aparecerán nuevas especies. Nuestro ocaso será nuestro y eso a ella no le importa.