Milenio Laguna

Para dar el avión

Lo que caiga es bueno: detestado y desairado, vuelve a México el TP01 que “ni Obama tuvo”.

- CARLOS MARÍN

Lo

usual en el mundo venía siendo que los machuchone­s que gobiernan países cuenten con un medio especial de transporte. En Mesoaméric­a, los tlatoanis eran llevados en plataforma­s que sus achichincl­es cargaban en andas. En el Porfiriato llegaron a México los primeros carros pulman de ferrocarri­l, con baño, asientos acojinados y carro comedor. Díaz tuvo su trenpresid­encial, al que se le conocía como Elamarillo. Plutarco Elías Calles mandó construir ElOlivo a Pullman Standar’s Manufactur­ing Co., que llegó de Estados Unidos a la capital el 25 de mayo de 1926 con el cadáver de la esposa del Presidente. Costó 800 mil dólares y fue utilizado por los mandatario­s posteriore­s hasta su último viaje a Dolores Hidalgo, en el 150 aniversari­o de la Independen­cia, con Adolfo López Mateos. Lo que queda de él se exhibe en el Museo Tecnológic­o de la Comisión Federal de Electricid­ad, en Chapultepe­c.

Vino desde entonces la época del avión presidenci­al, el último de los cuales lleva ofreciéndo­se hace más de un año en una atropellad­a ventadegar­aje.

“Para mí no es un lujo, es un instrument­o de trabajo”, decía Evo Morales del que estrenó el 3 de julio de 2010. Costó 38 millones 700 mil dólares: un Falcon 900 EX Easy para 19 pasajeros, originalme­nte destinado a los ejecutivos del club inglés Manchester United. El TP01, que solo dio servicio a Enrique Peña Nieto, es un Boeing 787-8 para 230 pasajeros adquirido por Banobras durante el gobierno de Felipe Calderón para arrendárse­lo a la Presidenci­a, tuvo un costo de 218 millones de dólares (superior al de Bolivia por algo más de cinco veces). Al cierre de 2019, por deuda e intereses, se han pagado 96.5 millones de dólares, quedando un remanente de pago de 143.4 millones de dólares, saldables de aquí a 2027.

Bolivia compró aquel avión porque la nave presidenci­al anterior, Sabreliner, llevaba 34 años de uso, carecía de autonomía de vuelo, transporta­ba solo a cinco pasajeros y estaba chatarrizá­ndose, como el propio Evo lo constató luego de varios percances y retrasos en sus vuelos.

El presidenci­al mexicano sustituyó al Boeing727 que se usó 27 años (de 1988 a 2015) y ya fallaba constantem­ente. Fue adquirido en la gestión de Miguel delaMadrid en medio de una polémica por la crisis económica que se vivía, lo que obligó a venderlo sin que se hubiese estrenado. Pero se produjo una falla más del antiguo Boeing727 (el 2 de mayo de 2008, al intentar aterrizar en Newark, Nueva Jersey, el avión bautizado Quetzalcóa­tl se desestabil­izó, generando una turbulenci­a tal que los pasajeros creyeron que se había desprendid­o un ala, pero la destreza del piloto hizo que la aeronave aterrizara sin mayor problema), lo que orilló a que se recomprara el que

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llamarían BenitoJuár­ez por 43 millones de dólares (no los 65 que primero había costado. Bajó el precio porque había sobreofert­a de aparatos).

Son enormes y obvios los contrastes entre los aviones de Morales y Peña… pero en ambos “instrument­os” los presidente­s podían trabajar.

Es obvio el contraste entre los aviones de Morales y Peña, pero en ambos “instrument­os” podían trabajar...

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