Soy una bruja

Corre. He hablado con demonios confesos. Los he obligado a dejar de rondarme. Sé como se sienten las sombras en las manos al empujarlas fuera de mi territorio. Los he engañado y los he enterrado. Las abuelas me han mantenido a salvo.

Soy una bruja. Lo supe desde ese día en que, perdidos en la selva veracruzana, sentí a las brujas venir en un paraje solitario. Vayámonos, dije. Aquí es cuando ellas vienen y nos obligan a recorrer el camino una y otra vez, hasta perdernos en sabrá dios que realidades. Aún no sé si las miles de cruces a la orilla del acantilado eran reales o las podía ver alguien además de yo misma.

Pero resulta que nunca me fui. Recorro el sendero una y otra vez, amasando recuerdos, renegando de mis poderes. Las brujas vienen, siempre vienen. Susurraban aguaceros en mis oídos, y yo no entendía.

Soy una bruja, y ahora las oigo y las entiendo. Ellas saben quien soy y vienen por mi y vienen por ti.

Soy una bruja, una bruja morena, con sangre indígena y sangre española; sangre de repudiada, y sangre de acomodada. Soy una bruja y siento la fuerza de mis ancestras subir a borbotones hasta derramarse por mis lagrimas, por mi rabia.

Ya no puedo esconderme, ahora resplandezco. Yo me veo, las veo a ellas y otras me ven. Todas hemos dejado de escondernos.

Corre, que ya vienen. Las brujas, aquellas que subestimabas, de las que te burlabas, y temías en susurros. Ya no nos da miedo, ¿sabes? La palabra. Brujas. Aunque te burles. Todas somos sus herederas, porque aún la mas cristiana de nuestras ancestras lleva sangre antigua, sangre de Mekare, sangre de Lilith, sangre de diosa Se disfrazaron de conquistas, se escondieron detrás del opresor pero la magia latente nos la han heredado y ahora somos muchas y venimos juntas.

Así que escóndete, vete, si crees que pueden vencernos, si crees que vamos a detenernos, venimos muchas y estamos furiosas, estamos hartas de esconder a nuestras crías, estamos cansadas de el olor a sangre derramada de nuestras hermanas y no nos vamos a volver invisibles otra vez.

Las brujas vienen, algunas vienen de la luz, muchas, la mayoría; pero no te voy a mentir, otras tantas vienen dando tumbos desde las tinieblas. Y he tenido que vérmelas también con aquellas brujas que se acompañan de demonios y no distinguen a sus hermanas. Eso me ha dado fuerza para levantarme ante ustedes, luminosa y decirles. Soy una bruja. Y tú también.

Las brujas vienen, siempre vienen