“Habrá que ponerse en el lugar del otro para poder der conectar”
Seguramente nos ha pasado que nos sentirnos lejos de quienes tenemos cerca, estar a metros de distancia, pero nuestros corazones lejos. Quizá tengamos la experiencia de que en reuniones no conectamos ni nos comunicamos, que la relación con algún miembro del entorno familiar se ha erosionado.
Cuando alguien nos hiere, esperamos que cambie, que reconozca su error y cuando no hay diálogo, la distancia se acrecienta. No obstante que hay asuntos que pueden ser perdonados para seguir adelante. También es posible que, aunque no exista conflicto con alguien de la familia, sintamos que hemos perdido la conexión, por el paso del tiempo o por las exigencias del diario vivir.
Habrá que ponerse en el lugar del otro, porque cuando nos ponemos en el lugar del otro y lo comprendemos, podemos verdaderamente conectar. Incluso pasando el enojo propio por el filtro de la comprensión. Habrá que Intentar acercarse en lugar de esperar que el otro lo haga o que se den las circunstancias.
También buscar hacer actividades diferentes a las acostumbradas cuando nos reunimos. Cambiar de rutina ayuda mucho. Sacudir el polvo del acostumbre y buscar nuevas alternativas para poner “color” a la vida en familia.
Conectar comienza con el contacto visual. Si hablamos sin mirar a los ojos será más fácil decir cosas que lastimen pues parece
Habrá que ponerse en el lugar del otro
que nos olvidamos de con quién estamos hablando. Es primordial el contacto físico, para estar mejor con nuestros seres queridos. A cada tipo de relación habrá un contacto diferente, pero ya sean los hijos, la pareja o los padres, una muestra de afecto, un abrazo, un beso, ayuda a volver a fortalecer los lazos.
Si nos sentimos desconectados de las personas que queremos, puede que necesitemos: ponernos en sus zapatos, buscar momentos de conexión diferentes, volver a mirarnos al conversar y mostrar afecto. Obviamente, si logramos hablar desde el corazón, con honestidad, la conexión emocional será genuina.
Mantener una conexión emocional no es sencillo, por mucho que algunas personas lo hagan con naturalidad. Es un reto que pone aprueba nuestra capacidad para discriminare interpretar señales y madurez social. Las personas con las que mantenemos una conexión emocional nos hacen sentir tranquilos, cómodos en la relación. Esa conexión nos hace aprender sobre la vida, recargar energía y ser más felices.