Milenio Laguna

Facebook y Twitter salen fortalecid­os de ataque de Trump

Previsione­s. Con base en la orden ejecutiva, son bajas las posibilida­des de algún cambio serio en las redes sociales

- RICHARD WATERS

Si la indignació­n es el modelo de negocio de las redes sociales, entonces el presidente Donald Trump acaba de entregarle a los accionista­s de Twit te ryF acebo ok otro regalo.

La amenaza de esta semana del comandante de los tuits para tomar medidas drásticas sobre el supuesto sesgo en las redes sociales, sin duda es de mal agüero. Sin embargo, con base en la orden ejecutiva que Trump firmó el jueves, las posibilida­des de cualquier cambio serio sobre la forma como operan las plataforma­s son bajas, mientras que la ira que provoca en ambas partes ya tiene resultados en términos de la creciente participac­ión en línea.

No solamente las redes sociales prosperan en la división: el presidente mismo convirtió eso en filosofía de gobierno. Calificar a las plataforma­s de informació­n más poderosas de la época como parte de los sesgados “lamestream media” ( juego de palabras de mainstream —medios convencion­ales— y lame

—débiles—lamestream) esgarantía de que va a reunir la base de Trump en torno incluso a sus disputas más dudosas.

No es difícil ver por qué esta simbiosis impropia de la política presidenci­al de EU y los medios en línea acaba de empeorar. Se avecinan elecciones presidenci­ales y están en juego todos los interesado­s, no solamente el presidente y las plataforma­s de redes sociales, sino laTal como están las cosas, la democracia es la que parece que está más en peligro.

Si alguna vez hubo un momento para que Jack Dorsey, el reflexivo pero reservado director ejecutivo deTwitter,p usier afinas u imitación de Hamlet y asumiera una posición contra el menospreci­o casual de su usuario más famoso por la verdad, es este. Al adjuntar etiquetas de hechos a dos de los tuits deTrumpa principios de esta semana, y luego censurara otro por“glorificar la violencia ”, parece que trata de trazar una línea límite sobre cómo Twitter va a lidiar con la desinforma­ción electoral que surge de la

CasaBlanca.

En los tuits del martes se afirmó, sin evidencia, que las boletas por correo son vulnerable­s aun enorme fraude. El hecho de que el presidente use falsedades para socavarla confianza en lo que bien puede ser la forma más segura de votar durante una pan de mi a, puede causar estragos en el proceso electoral. El hecho de que Dor se y finalmente intervino muestraque seda cuenta de lo mucho que estáenjueg­o.

El momento de las elecciones también explica la indecorosa prisa con la que MarkZucker­b erg rompió filas con Dorsey y denunció la idea de que las plataforma­s de internet tratan de vigilar el discurso político. Después del papel de su red social en la primera victoria de Trump, el jefe de Fa cebo ok es profundame­nte sensible a cualquier cosa que pueda tener un tufo de interferen­cia electoral en esta ocasión.

Y son las próximas elecciones las que explica nporquéTru­mp está tan ansioso por tomar represalia­s contracual­quier intento de restringir su uso desenfrena­do delas redes sociaTwit te r

les. Arre meter contra los poderosos medios de comunicaci­ón durante una temporada electoral es una de las tácticas favoritas de los políticos en el poder en todas partes. No es de extrañar que un borrador anterior de su orden ejecutiva también as estara un golpeaGoog le, que también enfrentó acusacione­s de sesgo anti conservado­r, aunque la cláusula no se presentó en la versión final.

La pelea de esta semana con trajo una vez más al frente una vieja propuesta de la Casa Blanca, que se redactó el año pasado pero que nunca se adoptó. Su objetivo central era limitar la libertad de las compañías de internet para bloquear o restringir el contenido, algo que pueden hacer en virtud del artículo 230 dela Ley de Decencia de las Comunicaci­ones. Pero también va mucho más allá, incluyendo pedir a los fiscales generales a nivel estatal que impugnen a las compañías de redes sociales bajo sus leyes de comercio justo y reducir la publicidad federal. Una cosa que es una garantía que no va a suceder es la reducción del fuerte gasto de la campaña deTrumpenl as redes sociales.

Todo esto puede parecer que significa serios problemasp­ara compañías comoTwit te ryF acebo ok. Pero a pesar de los persistent­es ataques de la derecha, no existe una investigac­ión independie­nte que respalde las afirmacion­es de sesgo anticonser­vador.

Facebook se sometió al teatro de una revisión de un año, dirigida por el ex senador republican­o Jon Kyl, por acusacione­s de la derecha. El informe que resultó el año pasado terminó simplement­e como un catálogode quejas sin fundamento de grupos de interés conservado­r es.

Tomando la postura pragmática que caracteriz­a sus tratos con la administra­ción actual, Facebook hizo los comentario­s apropiados sobre tomarse todo muy en serio y endurecer sus políticas. Sin embargo, nadie que prestar a atención le pasó por alto que esto únicamente fue una elaborada danza política.

Además, la ruta preferida de la Casa Blanca para tomar medidas drásticas está llena de dificultad­es legales y políticas. No menos importante es tratar de convertir ala Comisión Federal de Comunicaci­ones en el martillo de una nueva forma de regulación de contenido en línea: la acción definitori­a de la agencia con respecto a internet durante los años de Trump ha sido renunciar a un fuerte papel regulador al poner fina la neutralida­d de la red.

Para restringir seriamente la libertad deTwit te r de alterar sus tuits, Trump tendrá que demostrar que la compañía no ha estado actuando de “buena fe”, como lo exige el artículo 230. Pero siempre y cuando limite su intervenci­ón a ese tipo de falsedades tan descaradas. Como los mensajes del presidente sobre la votación por correo, esto no se siente unaamenaza­seria.

Sin duda existen riesgos para las compañías de redes sociales. Una parte de la publicidad del gobierno se puede ir a otra parte. Es probable que haya más demandas e investigac­iones regulatori­as sobre cómo interpreta­n sus propias reglas de usuario. Los gobiernos represivos menos tiempo enTwit ter ._ en otros lugares se sentirán más librespara bloquear o limitarlos medios en línea con los que no están de acuerdo. Pero una cosa está garantizad­a: el propio Trump no pasará

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DADO RUVIC/REUTERS Las firmas fueron amenazadas por el presidente de EU esta semana.

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