La marcha por encima del informe
La fuerza no radica en la debilidad del contrario.
Para
el Presidente fue más importante la marcha que el informe del domingo.
¿A qué me refiero?
A que el pasado miércoles 16 no solo dijo que cambiaba la lectura del informe por sus cuatro años en Palacio, el jueves 1, sino que anunció su vuelta a las calles, el domingo 27, calles que lo llevaron a la Presidencia.
Lo digo porque sus resultados de gobierno son muy discutibles, pero no el liderazgo que ejerce sobre los suyos.
Por eso le dio peso a la marcha que encabezó, por momentos irresponsable y riesgosamente, durante las casi seis horas que le llevó flotar entre la multitud en su recorrido por Reforma, Juárez, Madero, hasta desembarcar en la cresta de una ola en el Zócalo.
Cuando llegó a la plaza de sus éxitos, los que allí esperaban y los que pudieron entrar estaban agotados para oír su relatoría de 110accionesylogros
no en un domingo por la tarde, no después del recorrido, y menos cuando éste había sido lo importante, no los miles de kilómetros de carreteras, no el déficit fiscal ni los porcentajes de crecimiento; no la inversión extranjera ni si la producción petrolera iba al alza, que ha ido a la baja, ni qué buen negocio había sido la compra de Deer Park, en Houston, ni de los millones de metros cúbicos de gas, ni los convoyes para el Tren Maya, ni cómo va su construcción o la de Tres Bocas. No.
Y es que ya estaban agotados, todos menos él, insuflado por la multitud, acarreada o no, que lo llevó en andas.
Para López Obrador y su proyecto, reitero, lo importante fue la marcha, no el informe —¡ha dado tantos!—, el recorrido triunfal con el que inició un tramo decisorio de su sucesión, a partir de la presentación de su humanismosocial, cuando en realidad el factor será él, no lo que presentó como su legado.
Y por eso la marcha.
RETALES 1. PROTAGONISMO.