Paz y los cacahuetes
En la página 149 de la nueva edición de Losdemasiadoslibros.1972-2022 Gabriel Zaid habla de las erratas y los errores en los libros. Volví a la página 147 y comprobé que en efecto estaba el nombre de Octavio Paz por otro asunto, pero hice el nexo Paz-erratas-errores en los libros por lo que sigue. A la hora de incluir Elmono el libro Poemas (1935-1975) (1979) de Octavio Paz en Seix Barral, reproduce la edición previa, y primera, de la misma editorial en 1974. Lo sé porque en la página 509 el libro-poema comienza “lo mejor será escoger el camino de Galta”: “lo” con l minúscula, como dando a entender que hubo un flujo previo y que el texto empieza como si retomara o se uniera a ese flujo. Y lo sé porque en la página 549, como parte de una enumeración de las cosas que hay en los tendajones de unos vendedores viejos en un templo de la India, aparecen “bolsas de cacahuetes para los monos”.
La siguiente reunión de Octavio Paz Obrapoética también en Seix Barral (1990), es hasta la página 660 prácticamente un facsimilar de Poemas(1935-1975). En la página 509 leemos: “lo mejor será escoger el camino de Galta”; y en la 549: “bolsas de cacahuetes para los monos”.
Desde el principio era obvio que los editores de Seix Barral se habían tomado la licencia de “españolizar” la palabra cacahuates. El mexicano Octavio Paz nunca habría escrito la palabra cacahuates con doble e. Tan es así que en la edición del autor de su Obrapoética (FCE, 1997/2004) en la página 497 leemos: “bolsas de cacahuates para los monos”. Paz quitó por fin la errata-quiste.
¿Y luego? Pues que la primera edición impresa en México de Elmonogramático por Booket (2018) volvió a la primera edición de Seix Barral para hacer la suya o de las suyas. No sólo no trae las ilustraciones del original; no sólo empieza el libro-poema con una aparatosa L mayúscula y capitular (“Lo mejor será escoger el camino de Galta”) sino que en la página 78 leemos: “bolsas de cacahuetes para los monos”.
El poeta mexicano nunca habría escrito la palabra cacahuates con doble e
aquellas fuerzas residuales que dentro de la lógica del respetable entramado social han sido relegadas (reprimidas), que irrumpen no sólo con gran fuerza sino sin motivo ni fin aparente alguno, como por hacer sentir su presencia. En ese sentido, lo que le sucede a la rica y boba protagonista, que al comienzo de la película miente y manipula a propios y extraños tan sólo para jugar con las personas, Mitch incluido, por su propio divertimento, recuerda a lo que dice Mark Fisher en “K-punk o el discontinuum del art pop glampunk” respecto al hippismo como fenómeno masculino de clase media: “Eran hombres a los que se les permitía regresar a ese estado de infantilismo hedónico de Su Majestad el Ego, con mujeres a disposición para satisfacer todas sus necesidades”. Sólo que aquí es la socialité quien se comporta de ese modo, con lo cual simbólicamente desata el ataque de los pájaros, e incluso en algún punto de la película es culpada por otra mujer del pueblo de haber atraído la calamidad.
Se puede realizar una extrapolación más, para encontrar paralelismos simbólicos con la perplejidad de distintos tipos de élites (económicas, raciales, de género) en muy diversas partes del mundo, ante cambios de coordenadas tanto reales como simbólicas que, a la manera de los pájaros de Hitchcock, sacuden los cimientos del orden social que se asumía como natural. Así, la violencia discursiva y real contra grupos percibidos como pertenecientes a otro planeta sería una reacción de ultraje ante la entrada en escena (¡¿cómo se atreven?!) de lo previamente confinado al yugo, los márgenes o el armario, sin jamás preguntarse con al menos un poco de reflexividad, qué podría haber provocado dicha irrupción. Pues, al igual que las familias blancas y respetables de Bodega Bay, lo único que se anhela es la restauración del orden simbólico perturbado por la llegada de los pájaros, sin el asomo de la idea de que entre mayor sea la incomprensión y la violencia para deshacerse de ellos, probablemente más incisiva será su irrupción en ese orden que se pretendería restaurar.
Es posible que Žižek deliberadamente evitara realizar interpretaciones sociopolíticas