Error # 1: Burocracia abusada
Hay
quien piensa que la 4T no ha tenido aciertos. Y hay quien piensa que no ha tenido errores. Esta columna es parte de una serie de cuatro entregas que trata aciertos y errores de la 4T que no han tenido suficiente cobertura mediática.
En esta ocasión contaré un error: el abuso a los empleados de la 4T.
López Obrador tiene un desprecio por la burocracia. No ve valor en tener un aparato de gobierno profesional porque no cree en la técnica. Es por ello que nadie ha sufrido el obradorismo de manera más cruda y estoica que los funcionarios públicos.
El sexenio comenzó con recortes a plazas, congelamientos de contrataciones, reducciones salariales y el desmantelamiento del servicio profesional de carrera. Durante el primer año se cancelaron 8,228 plazas de mando y enlace, 3 mil de ellas en el SAT. Áreas enteras desaparecieron y se amenazó a los despedidos para que presentaran cartas de renuncia a fin de evitar liquidaciones. Así, a la fecha, la Secretaría del Bienestar ha perdido 68 por ciento de sus plazas, la Comisión Nacional de Hidrocarburos 24 por ciento y la Comisión Reguladora de Energía 20 por ciento.
Quienes mantuvieron su trabajo lo hicieron a costa de ampliar su carga laboral o desentenderse de labores que supuestamente deben realizarse por ley, pero que ya nadie hace. Las oficinas de planeación se han eliminado, las áreas técnicas están estigmatizadas y hay muchos reportes que ya no se hacen o actualizan. Salvo contadas excepciones, los ánimos están caídos.
La función pública se ha politizado. A los funcionarios se les “recomienda” comprar libros de Obrador o boletos para sus rifas. Se piden donaciones de aguinaldo y se recomienda que haya expresiones de apoyo a la 4T desde redes sociales. Constantemente se pide a personas que realicen actividades que no están en la descripción de su trabajo, por ejemplo, las jornadas de vacunación fueron organizadas por funcionarios del Gobierno de Ciudad de México.
Las reducciones de 75 por ciento en el gasto operativo han llegado a puntos humillantes. En varias secretarías los trabajadores tienen que llevar su propio papel de baño, e incluso han tenido que cargar sus propios escritorios, sillas, plantas y pertenencias en camionetas de redilas para que Obrador se ahorre el costo de mudanzas profesionales.
Durante la pandemia, los funcionarios dieron su vida porque no se les permitió trabajar desde casa y se les desprotegió. Escandalosamente 12 por ciento de los fallecidos durante los primeros tres meses de la pandemia eran empleados del sector público. Entre el personal médico, México ocupó el primer lugar a nivel mundial de fallecimientos. Al inicio morían ocho funcionarios médicos diarios.
La burocracia se ha convertido en un apostolado donde los mejores cargos no se dan a las personas más capaces, sino a quienes llevaban más tiempo siendo parte de Morena. El nepotismo y el amigazgo pululan con ejemplos vergonzosos en presidencia y el servicio exterior. Lo peor es que, en este apostolado, nadie se puede negar a firmar documentos aun si hay desaseos administrativos. Muchos empleados de nivel medio tienen miedo de ser sancionados en el futuro y lo serán porque en la 4T los jefes nunca caen en la cárcel.
Con los trabajadores del sector público la 4T es candil de la calle y obscuridad de la casa.
Con los trabajadores del sector público la 4T es candil de la calle y obscuridad de la casa