“La poesía es un tanque de oxígeno”: Montiel
El escritor tapatío ganó el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer 2022
I. La única manera/ De juzgar a quien ama/Es por la belleza/ De lo que ama./Juzga tú, a la polilla/Por la belleza/Del farol/En que se quema.
II. Algo/ En la polilla/ Estaba ya/ Hecho de fuego./ Y no hay remedio:/ La polilla/ Te enseña/ Qué hacer/ Cuando te acercas/ Al fuego.
III. De los pies a la cabeza/ Y hasta el último/ Aleteo/ Tú, alma/ Ya bien sabías/ De qué estabas/Hecha;/ Bien sabías ya/ Que al fin/ Eras/ Llama. agarrar de puerquito para descargar la ira colectiva? E incluso en caso de éxito: ¿se han pensado bien las consecuencias psicológicas de despojarnos de golpe de nuestro vínculo con el fracaso? Bien dicen por ahí que hay que tener cuidado con lo que se desea.
Así que en lugar de esos planes de reformas estructurales, que además de que los dueños sacrificaran la ganancia de unos cuantos milloncitos requeriría un ejercicio de paciencia colectiva, para lo cual la verdad tampoco somos buenos, quizá deberíamos trazarnos una meta distinta que no implique tanto cambio, que de todos modos quién sabe a dónde nos llevaría. Entonces, mi humilde propuesta consiste en mejor pedirle perdón al Tata Martino y convencerlo de retomar la selección, esta vez en dupla con Sven- Göran Eriksson; aumentar a 11 el número de extranjeros con el que deben alinear los equipos mexicanos (incluidas las Chivas: ¡ya basta de falsos patrioterismos!), y, ya de pasada, establecer en 30 años la edad mínima para que un mexicano pueda entrar de cambio en nuestra liga.
Todo ello con un objetivo muy claro: en vez de la mediocridad de proponernos llegar al quinto partido, se puede hacer historia de otra forma: ser la primera selección en un Mundial (que además será en casa), ¡que no llegue al tercer partido! ¿Cómo lograrlo? De nuevo, muy sencillo: es cosa de nombrar capitán a Giovanni dos Santos y exigirle que, luego de haber empatado un partido y perdido otro, el día antes del juego decisivo de la fase de grupos, organice una de esas legendarias bacanales en el hotel de la Selección. El resto se lo pueden imaginar. Y para añadir al rating, que Ventaneando tenga la exclusiva de entrevistar a los jugadores cuando se despierten de su cruda cósmica y cobren conciencia de no haberse presentado en un Azteca pletórico, para recoger sus primeras impresiones de la gesta histórica.
Señores, la psique de una nación está en sus manos. Por favor no tomen decisiones precipitadas que podríamos llegar a lamentar hondamente la pérdida de una de nuestras más arraigadas tradiciones.
Hace casi 30 años que Mauricio Montiel Figueiras (Guadalajara, 1968) no publicaba poesía, un género que le da oxígeno en un mundo antipoético y del que nunca se alejó, Cuadernodel sur ganó el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer 2022.
“Nunca he abandonado la poesía. Es distinto escribir que publicar, máxime en un país, en un medio editorial tan salvaje y caníbal como el mexicano e iberoamericano. He seguido escribiendo y leyendo mucha poesía, para mí es un tanque de oxígeno. Yo esperaría que, para quienes la leen, fuera este tanque de oxígeno que les permita respirar mejor en un mundo tan antipoético.
“Comenzó como otro experimento en redes sociales, en Facebook, en 2009. Empecé a recuperar la escritura poética, a hacer experimentos de prueba y error, para ver si tenían aceptación o de plano caían en el vacío. Me sorprendió que había lectores que se mostraban interesados por esos primerísimos borradores de algunos de los textos incluidos en el libro”, comenta en plática telefónica el también autor de Mirando (1994) y Oscuraspalabraspara escucharaSatie (1995), sus dos anteriores poemarios.
Cuadernodelsur (Mano Santa Editores, 2021) está dividido en tres partes: “Bitácora de los vientos”, “Bitácora de los hoteles abandonados” y “Bitácora del sur”, la última de las cuales, comenta Montiel Figueiras, evoca una reflexión sobre un “sur” más mítico e íntimo que geográfico.
Aclara que en 2009 no tenía intención de formar un libro, aunque las redes sociales eran su laboratorio literario y en Instagram empezó a buscar más hilos conductores.
“Está la idea del sur geográfico e íntimo, que tiene que ver con la decrepitud, la decadencia, las ruinas, la humedad, la carcoma, con todo eso que nosotros tenemos como ‘sur’. Ese sur de México, de Estados Unidos y de otros países. En la “Bitácora de los hoteles abandonados” me avoqué a hacer rastreos de hoteles abandonados en distintas partes del mundo que estuvieran ubicados en el sur de esos países, para relacionar esta parte del libro con esa decrepitud, lo que queda de las empresas humanas, en este caso arquitectónica; todo empeño humano se vuelve ruinoso”, añade el poeta.
“No niego la cruz de mi parroquia de este librito cuyo germen está en las redes sociales. Estoy considerando cerrar mi cuenta en Twitter y mudarme a una alternativa a la llegada de Elon Musk. No sé, a lo mejor sí me da esperanza de poder seguir desarrollando proyectos literarios en redes”, expresó el escritor.