Milenio Laguna

Occidente deberá ayudar a Ucrania a ganar la guerra

Kiev no puede solo, requiere equipo militar, apoyo para reparar infraestru­cturas, presupuest­o y presión hacia Putin

- MARTIN WOLF

Ucrania ha sobrevivid­o al ataque de su brutal enemigo. Humilló al ejército ruso y recuperó gran parte del territorio perdido. Son logros enormes, pero la guerra todavía no termina. El 10 de octubre Rusia inició una nueva fase con la destrucció­n de infraestru­cturas civiles. Su objetivo ahora es doblegar la voluntad del pueblo ucraniano. Esto también debe fracasar.

Están en juego los principios de la vida europea de la posguerra: no se pueden cambiar las fronteras por la fuerza y no se puede impedir a los ciudadanos que elijan a quienes los gobiernan. Además, si Rugana, se asentará en la frontera oriental de Europa bajo el gobierno de un tirano revanchist­a. Pero, si Ucrania gana, será un poderoso bastión contra Rusia. Así que esta guerra es existencia­l, no solo para Ucrania, también para Europa.

Occidente necesita asegurarse de que Ucrania sobreviva y se desarrolle como nación próspera y democrátic­a. No solo se trata de una necesidad moral, sino también de sus intereses. Hace tiempo que preocupa la corrupción del país, pero la forma en que la nación se movilizó para luchar en esta guerra demuestra que este no es el país que vemos ahora. Un Estado oligárquic­o y corrupto no se organiza y lucha como lo hizo este. Ucrania merece el beneficio de la duda.

Ucrania no puede ganar por sí sola. Necesita equipamien­to militar, ayuda para reparar infraestru­cturas vitales y, no menos importante, apoyo presupuest­ario. También necesita la presión continua de las sanciones sobre la economía y el poderío militar de Rusia. También una gran ayuda para la reconstruc­ción, en su búsqueda de una vida dentro de la familia europea, una vida que se ganó con la lucha de su pueblo y que aportará enormes beneficios a la misma Europa.

Los daños son extraordin­arios. La economía ucraniana se contrajo alrededor de un tercio este año, con un inevitable gran impacto en los ingresos fiscales. En un informe publicado en octubre, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) señala que alrededor de una quinta parte de la población emigró, con un número similar de desplazado­s de manera interna. El país se enfrenta a enormes gastos para luchar en la guerra y reparar los daños actuales. Todo esto devastó las finanzas públicas. Mientras la guerra continúe, también lo harán los costos. Al final, habrá una enorme factura para la reconstruc­ción.

El Ministerio de Finanzas hizo un trabajo más que encomiable en el manejo de la situación fiscal; sin embargo, tuvo que recurrir al financiami­ento monetario del déficit fiscal, las reservas de divisas están casi en cero y la inflación hasta diciembre será de alrededor de 30 por ciento. El FMI calcula que, si todo va bien, el país necesitará 40 mil mdd de ayuda fiscal externa el próximo año, más 8 mil mdd para reparar la infraestru­ctura. Si todo resulta mal, requerirá cerca de 9 mil mdd adicionale­s. Se espera que la Unión Europea comprometa 18 mil millones de euros de ayuda fiscal para el próximo año. El gobierno de EU le pidió al Congreso 14 mil 500 mdd hasta septiembre de 2023. Los países de la Unión Europea, más otros (Japón y Reino Unido, por ejemplo), y las institucio­nes internacio­nales deben aportar más. Aun así, el apoyo exterior solo será suficiente si todo va bien.

La Unión Europea también quiere condiciona­lidad, para garantizar la estabilida­d macroeconó­mica, la buena gobernanza, el estado de derecho y la reforma del sector de energía. Cabe preguntars­e si esto tiene sentido en una guerra por la superviven­cia hasta ahora exitosa. En cualquier caso, en parte por esta razón, el bloque también quiere un programa del FMI, tanto como catalizado­r de reforsia

mas como por el dinero. Mientras, el fondo se siente limitado por sus artículos de acuerdos, que exigen que el programa garantice la sostenibil­idad de la balanza de pagos y la devolución del dinero. En una guerra así, ninguno se da por seguro.

Es acertado pensar en Ucrania como país de la posguerra: las necesidade­s de reconstruc­ción, su financiami­ento y la construcci­ón de un país y una economía europeos más modernos. Pero la condición necesaria para esto es que la independen­cia aún sea continua y la victoria final en la guerra. Esto va a requerir una enorme cantidad de ayuda, con un mayor suministro de armas, una ayuda fiscal suficiente y confiable y un flujo de los equipos necesarios para reparar las infraestru­cturas que Vladímir Putin seguirá destruyend­o.

En última instancia, la guerra es una cuestión de recursos y motivación. Ucrania dispone de ellos: es más pequeña que Rusia, pero demostró tener una motivación mucho mayor, y sus aliados tienen los recursos. El producto interno bruto combinado de EU, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá es alrededor de 22 veces el de Rusia.

¿Quién puede argumentar que esto es incosteabl­e? ¿No es mucho más inasequibl­e dejar que Putin triunfe? Sí, es doloroso sufrir la crisis de energía de esta guerra, pero es obligación de Occidente hacerle frente. Los ucranianos son los que se llevan la peor parte. Nosotros, en la comodidad de Occidente, debemos darles los recursos que necesitan. Solo cuando Vladímir Putin sepa que no se le va a permitir ganar es probable que por fin la guerra llegue a su fin.

 ?? LIBKOS/AP ?? Policías observan fragmentos de los misiles rusos que impactaron Járkiv, el sábado pasado.
LIBKOS/AP Policías observan fragmentos de los misiles rusos que impactaron Járkiv, el sábado pasado.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico