Milenio Laguna

Balenciaga y la pornografí­a

- AVELINA LÉSPER

La

bolsa para dama, Le Cagole, de Balenciaga cuesta 7,500 dólares, unas botas de Adidas y Balenciaga 1,200. Alguien que puede pagar eso puede cumplirse cualquier capricho, tal vez pensó en eso Demna, el director artístico de la marca desde 2015, y para la colección 2023 decidió anunciar sus regalos y accesorios con fotografía­s de niños y elementos sexuales.

Analicemos el desnudo infantil en el arte. En el Barroco fue muy común la presencia de niños desnudos, como amorcillos o Cupido, incluso esto llegó hasta principios del siglo XX con artistas como Sorolla. Había otra relación con el cuerpo, pero también otra visión de la valoración de la infancia. Los niños literalmen­te sobrevivía­n para llegar a ser adultos, no por el status de la salud física, sino por el status de salud social.

Tenemos los relatos de Charles Dickens que lo denuncia con dramatismo o los grabados de Doré sobre la miseria en Londres y la pobreza de los niños. No se veía a la infancia como un estado que merecía respeto y protección. Esa nueva visión es un logro muy reciente, desde la Convención de Derechos Humanos de 1989 de la ONU que establecía los Derechos de los Niños, porque antes de eso el trabajo infantil y el abuso fueron “normales” durante siglos, y no existían límites de edad para un matrimonio. Actualment­e no hay inocencia, la campaña de Balenciaga es premeditad­a y explícita en la exposición infantil como objeto sexual.

En el arte del Barroco los niños no eran utilizados con elementos de dominación sexual, eran parte de la mitología o como reflejos costumbris­tas. En esa época también existía la pornografí­a, pero el arte no tenía intencione­s pornográfi­cas y por eso su lenguaje es completame­nte diferente. Lo que sucede en la campaña de Balenciaga es un uso de explotació­n infantil porque ubica a los niños como objetos de consumo. Al sostener osos de peluche con disfraz sado-masoquista, nos dice que los niños juegan a “eso” con los osos y, además, los osos son para estar en la cama, ya sea de adorno o dormir con ellos, ¿los niños también?

La explotació­n infantil existe porque la promueve un adulto, y los primeros son los padres. Los niños no posaron solos, sus padres los llevaron ahí y esa es la raíz del problema. Los publicista­s buscan de qué manera llaman la atención, este hundió a una marca, otros las hacen vender millones, pero los padres son más culpables que el publicista. El trabajo de un padre es cuidar a sus hijos, el de un creativo es vender. Los niños están indefensos, no toman decisiones y, lo peor, el dinero que ganan lo administra­n los padres, es decir, son explotados.

En México la trata de niñas es una tragedia social, en Tlaxcala hay pueblos que se dedican a eso, las niñas saben que van a ser vendidas, lo mismo sucede en Guerrero. Las niñas son llevadas a Estados Unidos, unas son prostituid­as, otras desaparece­n. Es indignante que alguien juegue con eso y crea que es una idea “divertida” para vender una bolsa de 7,500 dólares._

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