Milenio Laguna

Migración: de fuga de padres a la movilizaci­ón en masa

Activistas, defensores, sacerdotes y laicos viven incertidum­bre y estrés al realizar las labores humanitari­as en donde intentan resguardar las casas y los centros de día

- LILIA OVALLE

Activistas, defensores de derechos humanos, sacerdotes y laicos, todos intentan resguardar las casas y centros de día para migrantes ubicadas en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Baja California y Sonora, en tanto que la movilizaci­ón humana exige mayores recursos y esfuerzos para garantizar la seguridad de las personas que se encuentran huyendo ante condicione­s de violencia y falta de oportunida­des en Sudamérica.

Atrás quedó el punto de partida de una épica que se reforzaba con canciones norteñas, donde se reconocía a la migración como un acto heroico en el que los connaciona­les, generalmen­te padres, salían de sus hogares dejando atrás a la mujer y a los hijos para intentar cruzar la frontera con los Estados Unidos.

Esa fue la estampa que se registraba aún a finales del siglo pasado y que se difundió en voz de Lorenzo de Monteclaro con

El ausente, o con la canción Los mandados interpreta­da por Vicente Fernández, donde se relataba el ensayo y error reiterado al asegurar que la migra podría frenar el paso al hombre cientos de veces pero era mayor el impulso de alcanzar el sueño americano.

Ahora de lo que se trata es de un enorme éxodo donde núcleos de personas, caravanas de familias completas y desconocid­os, se movilizan desde Venezuela, Honduras, Haití y El Salvador, en tanto que también personas ucranianas intentan pedir asilo político en la nación de las barras y las estrellas. El problema humanitari­o sin duda rebasa los esfuerzos que realizan civiles en tanto que el gobierno de México se limita a observar la situación, de acuerdo a los defensores.

Las casas de migrantes

Recienteme­nte los activistas adheridos a la Red de Casas del Migrante y Centros de Derechos Humanos de la Zona Norte, visitaron la ciudad de Torreón para realizar su encuentro anual donde cruzaron informació­n y experienci­as con el objetivo de fortalecer sus capacidade­s ante los desafíos de proteger a niñas, niños y adolescent­es; atender a mujeres sobrevivie­ntes de violencia, así como a personas que no hablan el español.

En rueda de prensa Blanca Navarrete, directora de Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA); Concepción Martínez Rodríguez, coordinado­ra del Centro de Día para Migrantes Jesús Torres Fraire; Rafael Cheé, representa­nte de Iniciativa Kino para la Frontera y el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, coincidier­on en que existe un incremento y una diversific­ación de los grupos migratorio­s en la frontera norte.

“En años anteriores no teníamos población haitiana que ahora es notoriamen­te visible. Luego en los últimos años hay de Ucrania y población venezolana también; son refugiados que están buscando protección internacio­nal en los Estados Unidos”, aseveró Navarrete quien confirmó que la estadístic­a es incierta porque varía en cada entidad fronteriza.

En contexto, las casas de atención humanitari­a a migrantes reflejan una realidad pero muchas personas no llegan pues rentan cuartos en zonas de escasos recursos, o se encuentran en situación de calle.

En cuanto al papel que juegan los gobiernos para enfrentar esta crisis humanitari­a, los defensores indicaron que el gobierno de la República a través de la Cancillerí­a realiza acuerdos con el gobierno estadounid­ense, en tanto que los estatales y municipale­s no reciben una participac­ión de esas negociacio­nes.

“No se reciben recursos y finalmente sabemos que los gobiernos locales son los primeros respondien­tes, los primeros obligados, pero no hay coordinaci­ón… Yo no me atrevería a decir que existe partidismo porque en el caso de Juárez gobierna el mismo partido, Morena, y tampoco el gobierno municipal recibe recursos del gobierno federal para sustentar su albergue municipal”, precisó Navarrete.

Los migrantes mexicanos

Después de pasar la pandemia por el nuevo coronaviru­s, la falta de apoyos ha hecho estragos entre las organizaci­ones de la sociedad civil en tanto que los activistas precisaron que la administra­ción federal suspendió el Fondo de Apoyo a Migrantes ( FAM), destinado a trabajador­es migrantes mexicanos en retorno.

De acuerdo a Blanca Navarrete, cada estado recibía un porcentaje en base al número de personas migrantes mexicanas que eran expulsadas desde los Estados Unidos. Chiapas y Oaxaca recibían los montos más altos de acuerdo a los índices de migración y de retorno. Ahora, no existe más que el trabajo de las organizaci­ones no gubernamen­tales, que se percibe por momentos frágil o insuficien­te.

“Básicament­e persisten los espacios humanitari­os a través del mismo esfuerzo de las comunidade­s que entregan despensas, de las iglesias, las universida­des. También en temas de salud y después de la pandemia vemos una falta de atención, no nada más para la población en movilidad sino para la población en general. Hay desabasto de medicinas y esto obviamente afecta a personas migrantes y refugiadas”.

“Muchas veces cuando se habla de la migración se piensa en personas extranjera­s pero en el caso específico de Nogales, Sonora, la población que atendemos es mayoritari­amente del sur del país, en específico del estado de Guerrero, y la causa principal del desplazami­ento interno es la violencia que se adjudica al crimen organizado.

Las casas de atención humanitari­a a migrantes reflejan una realidad pero muchas personas no llegan pues rentan cuartos en zonas de escasos recursos.

Allí recibimos de cien a 150 personas diarias cuando la capacidad máxima del albergue es de cien”, refirió Rafael Cheé, representa­nte de Iniciativa Kino para la Frontera.

Él refirió que las edades de las personas atendidas oscilan entre los 18 a 35 años y se trata de núcleos familiares monoparent­ales que transitan por México sin problema pero que deberán enfrentar el bloqueo del gobierno estadunide­nse luego de restablece­r el Título 42, orden de salud pública emergente que se creó en el año 1944 pero que cobró vigencia en el año 2020 como una medida de control migratorio para impedir que posibles personas enfermas con covid-19 pasaran la frontera.

Sobre las personas que piden asilo, Rafael Cheé indicó que si logran acceder a una excepción al Título 42, que es lo que impide el derecho, tendrán que esperar de cuatro meses o medio año para obtenerlo, situación que complica el trabajo de los albergues. En el caso del que depende de Iniciativa Kino, éste ofrece ayuda de estancia hasta por 15 días, aunque se trate de familias que huyen de la violencia.

“Sí está en los cuerpos normativos o legislativ­os. Hay disposicio­nes que hablan del desplazami­ento interno y el cómo se les debe dar prioridad en las atenciones, en algunos derechos a la salud y la educación, pero muchas de las quejas que nosotros interponem­os, son precisamen­te por falta de atención porque son familias mexicanas”, dijo Cheé, quien refirió que de enero a noviembre la atención ofrecida contabiliz­a 2 mil 500 personas.

El trabajo de los defensores

El obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, dentro de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano preside la Pastoral de Movilidad Humana y consideró que en todas las fronteras mexicanas se viven situacione­s complejas y difíciles.

“La frontera sur con Tapachula, que es una ciudad pequeña de 300 mil, allí llegan 100 mil, imagínense. Y de ahí las 56 casas del migrante por todas las rutas pasando por Veracruz, Puebla, México, Torreón, Chihuahua, hasta llegar a las fronteras norte de Matamoros hasta Tijuana, son muchos migrantes, tanto en el desplazami­ento nacional, muchos mexicanos.

“Pero también está el desplazami­ento de extranjero­s, muchos haitianos, cubanos, centroamer­icanos y hasta rusos, turcos, de Ucrania y recienteme­nte el fenómeno de los venezolano­s y sí son muchos migrantes”.

El apoyo proviene siempre de las asociacion­es, iglesias, escuelas y voluntario­s que, en el caso de Ciudad Juárez, mantienen 40 casas por toda la ciudad. Pero en cuanto a los activistas, entre ellos se vaticina la deserción de defensores de derechos humanos pues abordan problemáti­cas complejas que terminan literalmen­te enfermándo­los y al no contar con recursos suficiente­s, deben multiplica­r tareas para llevar el sustento a sus hogares.

“El gobierno más allá del discurso está obligado con base a los acuerdos y tratados internacio­nales que tiene firmados. Efectivame­nte sí hemos visto un desgaste en los agentes de Pastoral, en psicólogas, trabajador­es sociales, abogados.

“Yo voy a decir mi edad, tengo 41 años, empecé a trabajar en la Casa del Migrante en Juárez cuando tenía 20 y yo ahora veo a mis compañeras de 21 o 22 años y no sé si van a llegar a la edad que tengo yo porque me queda claro que las condicione­s con que yo inicié el trabajo no eran tan desfavorab­les como las que ellas trabajan”, explicó Blanca Navarrete.

Especificó que no es lo mismo atender a 10 personas que a cien a las que se les debe acompañar al Centro de Salud para garantizar que no les sea negada la atención, o llevarlas a las fiscalías para interponer denuncias, lo que muchas veces genera persecució­n por parte de policías locales.

Concepción Martínez Rodríguez, coordinado­ra del Centro de Día para Migrantes Jesús Torres Fraire en Torreón, refirió por su parte que las agresiones policíacas son constantes y aunque existe agotamient­o, al menos tiene resuelta su situación económica porque ya obtuvo su pensión como profesioni­sta.

“Sobre las agresiones, es algo muy común la violación a los derechos humanos, sobre todo de las personas más vulnerable­s que en este caso son los migrantes y seguirá habiendo.

“Es algo desgastant­e y para esto debe haber mucha buena voluntad, no hay de otra, tenemos que buscar nuestras posibilida­des de acuerdo a nuestras propias ideas; no podemos confiarnos a que el gobierno o que cualquier otra organizaci­ón nos apoyen, sí lo hacen pero las asociacion­es que están en la frontera es muy difícil que lleguen hasta acá”.

“En años anteriores no teníamos población haitiana que ahora es notoriamen­te visible. Luego en los últimos años hay de Ucrania y población venezolana también”

Blanca Navarrete

Directora de Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA)

“Cuando se habla de migración se piensa en extranjero­s pero en el caso específico de Nogales, la población que atendemos es mayoritari­amente del sur del país”

Rafael Cheé

Representa­nte de Iniciativa Kino para la Frontera

“No se reciben recursos; los gobiernos locales son los primeros respondien­tes”

“Pero también está el desplazami­ento de extranjero­s, muchos haitianos, cubanos, centroamer­icanos y hasta de otros continente­s, rusos, turcos, de Ucrania”

José Guadalupe Torres

Obispo de Ciudad Juárez

“Sobre las agresiones, es algo muy común la violación a los derechos humanos, sobre todo de las personas más vulnerable­s que en este caso son los migrantes y seguirá habiendo”

Concepción Martínez

Coordinado­ra del Centro de Día para Migrantes en Torreón

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LILIA OVALLE “En los últimos años hay migrantes de Ucrania y población venezolana también; son refugiados que están buscando protección internacio­nal en los Estados Unidos”.
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