Celulitis: una afección hormonal femenina
Sensaciones. Aunque no es una enfermedad, este padecimiento produce fibrosis que impide la circulación linfática; hay asanas que ayudan a eliminar toxinas
En la entrega de la semana pasada hablamos de la importancia de las piernas para el ser humano, en esta ocasión dedicamos este espacio a las piernas femeninas, en especial de las mamás, celebrando el Día de las Madres.
Uno de los “problemas” que padecen nueve de cada diez mujeres mayores de 35 años de edad en México y el mundo, de acuerdo a la Fundación Mexicana de Dermatología, es la Lipodistrofia Periférica Fisiológica Benigna (LPFB); la mal llamada celulitis, que en realidad no se considera como una enfermedad, sino como una afección “común e inofensiva” de la piel. El hecho es que el modelo estético actual lo ve como algo indeseable y hasta repulsivo, a diferencia de otros momentos como el Renacimiento, donde las piernas rollizas eran algo atractivo y sensual.
Aunque se sabe poco de las causas de la celulitis, los efectos que produce alteran las funciones de transporte de alimento y eliminación de los productos de desecho entre el tejido celular subcutáneo y el tejido conectivo, lo que ocasiona fibrosis que forma nódulos adiposos de grasa, agua y toxinas que son los bultos conocidos como piel de naranja.
Lo cierto es que los factores genético raciales y los hormonales, específicamente de los estrógenos, son claves para la aparición de la celulitis por lo que una mujer sin sobrepeso y en buena forma, puede igualmente presentarla. No obstante, una alimentación con exceso de grasas y carbohidratos, la falta de ejercicio, y una ingesta insuficiente de agua, la va agravando hasta niveles imposibles de revertir por completo.
Así que hoy te recomendamos tres asanas que ayudan a drenar el sistema linfático y a la eliminación de toxinas en las piernas:
La dos primeras son Garudasana y Malasana. La postura del Águila se centra en los muslos, que es donde más se acumula la celulitis, tanto en su cara interna como externa. Garudasana, además de fortalecer los músculos de las piernas, igual que Malasana, la postura de la Guirnalda, —que también trabaja a profundidad con la cadera y estira el tejido conectivo— generan presión sobre los conductos linfáticos que cuando se libera, reciben un baño de sangre y linfa que oxigena y hace fluir las toxinas atrapadas.
Virabhadrasana II, el Guerrero II, y las otras posturas del guerrero, fortalecen y ayudan por su trabajo isométrico, es decir, de tensión sostenida, en piernas, brazos y abdomen.