“AÚN PODEMOS APROVECHAR EL ‘NO’ EN COLOMBIA”
El voto por el “no” que triunfó en el referendo del 2 de octubre en Colombia, “no fue en contra del proceso de paz, sino de lo acordado entre la guerrilla de las FARC y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, por lo que el esfuerzo en las próximas semanas y meses —que ojalá no se extienda por mucho tiempo— es modular los textos del pacto para que a lo que se llegue finalmente sea satisfactorio para todos”.
Así lo afirmó en entrevista con MILENIO la doctora Adriana Mejía, presidenta del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría de Bogotá, con amplia experiencia en gobierno, políticas públicas y relaciones internacionales, además de ser ex directora de Seguridad Pública de la OEA y ex viceministra de Cultura del país sudamericano.
Mejía, académica y miembro del Consejo Asesor del Programa Global de Política de Drogas de la Open Society Foundations, reconoce que no se esperaba el “no”. “A mí me sorprendió mucho. Nunca me imaginé que eso pudiera suceder”, acepta, pero en perspectiva dice que “creo que había señales que no supimos leer, y creo también que hay que aprovechar esta oportunidad para hacer un mejor acuerdo que deje satisfechos a todos”.
La académica, miembro del Grupo Asesor Estratégico Global de la Fundación Konrad Adenauer, fue invitada a México por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) para participar en el IV Encuentro Latinoamericano de Think Tanks, organizado por el Comexi y el Think Tank and Civil Society Program de la Universidad de Pennsylvania, en el que más de 60 organizaciones dialogarán durante dos días sobre las estrategias para enfrentar retos comunes.
El encuentro de expertos coincide con la celebración en Cartagena de Indias de la XXV Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de gobierno, con el telón de fondo de la crisis en Venezuela y el “no” al proceso de paz pactado en Colombia.
Consultado sobre qué se puede esperar del ex presidente Álvaro Uribe, cuando desde un inicio boicoteó el diálogo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, Mejía es franca: “Yo no tengo una respuesta porque sería mirar una bola de cristal. Sí hay, digamos, una corriente muy fuerte de opinión que señala a propósito del ex presidente Uribe que su oposición al acuerdo tiene fines electorales a fin de incidir de forma contundente en nuestra próxima campaña para elegir nuevo presidente en 2018”.
No obstante, advierte, “en ambas campañas, por el ‘sí’ y por el ‘no’, hubo un uso de la información no pulcro. Los conceptos en muchos casos fueron exagerados o presentados de una forma que buscaban convencer al ciudadano para que votara de uno o de otro lado. Y también considero que el presidente Santos -hoy Nobel de la Paz- tuvo declaraciones muy desafortunadas como cuando dijo que si no ganaba el ‘sí’ al otro día iban a volver las bombas, cosa que las propias FARC se tomaron el trabajo de desmentir quince minutos después”.
“Entonces –añade–, yo creo que en este punto tenemos que partir de la base de que la sociedad colombiana en su conjunto debe estar lo suficientemente madura y ejercer la presión y la observación necesarias para que efectivamente se logre un acuerdo que sea más que aceptable para el conjunto de los ciudadanos, y que sea el producto de un mejor entendimiento de los intereses, objetivos y propósitos de la propia ciudadanía”.
¿Es optimista sobre una renegociación exitosa de los acuerdos?, le preguntamos. “Bueno, creo que hay que ser optimistas porque no tenemos otra opción. Pienso que hay que seguir confiando en que estos líderes en Colombia van a tener la capacidad y la madurez suficiente de llegar a nuevos acuerdos, y me parece que es muy importante que se haya abierto la oportunidad para que el acuerdo realmente sea el producto de una política de Estado y no una política de gobierno, porque cuando el gobierno inició las negociaciones lo hizo a espaldas de un sector que es muy amplio y estuvo representado en los que votaron por el ‘no’”. ¿Convino entonces el “no”? Convino en cuanto a que ahora se puede generar el sentido de apropiación de parte de toda la ciudadanía respecto del acuerdo, y eso solo puede ser conveniente para el acuerdo mismo, ya que garantiza su sostenibilidad en el tiempo y que el desarrollo de las acciones que se adelanten para implementarlo van a ser sólidas y no van a ser rechazadas por la ciudadanía, pese a que todas las encuestas y todas las mediciones daban que era prácticamente imposible que ganara el ‘no’. Y es que mucha gente vio la dinámica de la campaña como una discusión entre élites, por lo que no sintió el acuerdo de paz como muy propio. Creo que hubo muchos errores de pedagogía y así lo ha reconocido el gobierno. No se logró explicar a profundidad el contenido del pacto, lo cual hubiera sido muy difícil por lo críptico, complejo y extenso del mismo.