El hombre más poderoso de México y la muerte de la oposición
Pronto, la Procuraduría General de la República será la Fiscalía General de la República, un órgano público autónomo. Ya no dependerá del Ejecutivo.
La Constitución plantea que el nombramiento del fiscal, un hombre que será muy poderosos, dada su autonomía y la duración de su mandato: nueve años, será un proceso cuidadoso y detallado. El Senado propondrá diez nombres al Ejecutivo, que devolverá al Senado tres que tendrán que comparecer, ser escrutados y luego, por mayoría de dos terceras partes, designado. Con una excepción: Raúl Cervantes. Dice el transitorio de la Constitución lo siguiente.
“Por lo que se refiere al Fiscal General de la República; 116, fracción IX y 119, párrafo primero de esta Constitución, entrarán en vigor en la misma fecha en que lo hagan las normas secundarias que expida el Congreso de la Unión necesarias por virtud de las adiciones, reformas y derogaciones a que se refiere el presente Transitorio, siempre que se haga por el propio Congreso la declaratoria expresa de entrada en vigor de la autonomía constitucional de la Fiscalía General de la República.
“El Procurador General de la República que se encuentre en funciones al momento de expedirse la declaratoria a que se refiere el párrafo anterior, quedará designado por virtud de este Decreto Fiscal General de la República por el tiempo que establece el artículo 102, apartado A, de esta Constitución, sin perjuicio del procedimiento de remoción previsto en la fracción IV de dicho artículo”.
Es decir: cuando el Senado apruebe las leyes reglamentarias de la fiscalía, que uno sospecha ya están escritas en la Consejería Jurídica y serán enviadas próximamente al Legislativo, Raúl Cervantes será el primer fiscal general, autónomo por nueve años. Sin competencia, sin mayor escrutinio.
Con la pequeña comparecencia de esta semana, ya estuvo.
Digamos que el próximo año se aprueba la Fiscalía. Raúl Cervantes será fiscal hasta 2026. Si todo sale como fue planeado por Los Pinos, el hoy procurador será fiscal con tres diferentes presidentes del país. No es poca cosa. Frente a esto, el Senado dedicó más tiempo a elogiar a Cervantes que a preguntarle algo.
El voto fue abrumador: 82 votos a favor de todos los partidos. Tres en contra. Una abstención.
Así se aprobó a quien puede ser durante la próxima década el hombre más poderoso del país. De un país, evidentemente, sin oposición alguna.