¿Para qué sirven las elecciones?
No pregunto lo anterior porque sea partidario de la lucha armada. Lo hago porque el panorama electoral es patético. También porque los gobernantes y legisladores actúan contra los intereses de la mayoría.
El destape de Meade ha puesto en escena los peores y grotescos rituales del PRI, es una más de las expresiones de la restauración. Muchos la negaron y dijeron que no era posible una restauración en el México del siglo XXI. Me ignoraron o me dijeron estridente por afirmar que, con el regreso del PRI, se producía una restauración.
Tanto los “rituales” como la puesta en marcha de una operación poderosa para colocar en el centro y a toda hora y en todos los medios el destape de Meade indican que la “campaña electoral” será una gigantesca recuperación de todas las mañas para conquistar una “victoria” en las elecciones de 2018 para “el candidato” Meade.
En el campo “opositor”, AMLO aún es el candidato a vencer. Hay encuestas que lo sitúan por encima de todas las combinaciones de candidatos y alianzas, incluso duplica a Meade si va por el PRI y el Verde, esta combinación obtiene 16 por ciento de intención del voto y Mancera solo 12 contra 32 de Morena-PT.
En esa perspectiva sería obvio votar por AMLO para conseguir que “la tercera sea la vencida”. No se entiende, por lo tanto, por qué muchos morenistas descartan un triunfo de AMLO a causa de que “habrá fraude” o “ni los capitales, ni los gringos lo van a dejar llegar”. Si es así, ¿para qué participar en esta “farsa”?
AMLO no haría un gobierno radicalmente diferente. En todo caso sería un gobierno al estilo de Echeverría o incluso con muchos ribetes de neoliberalismo si nos atenemos a los elementos del “proyecto” que difunde Alfonso Romo, empresario muy cuestionado y encargado del “proyecto” de AMLO.
Un echeverrismo tardío sería bien recibido por muchos priistas, eso explica por qué lo apoyan abiertamente o de manera “enmascarada” para no perder sus chambas en el gobierno de Peña Nieto y explica también por qué le tienen un gran desprecio a su gobierno. Es la puesta en marcha del dicho “mamar y dar de topes”.
Al margen de todas las candidaturas de la partidocracia, está la de Marichuy, si consigue registrarse.