Milenio León

Benito Juárez, tan vigente hoy

- Miguel Ángel Puértolas miguel.puertolas@milenio.com

“Bajo el sistema federativo, los funcionari­os públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabi­lidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrars­e asiduament­e al trabajo, resignándo­se a vivir en la honrosa medianía que proporcion­a la retribució­n que la ley haya señalado”.

Hoy más que nunca estas palabras pronunciad­as por Benito Juárez en su discurso siendo el gobernador del estado de Oaxaca, ante la X Legislatur­a, al abrir el primer periodo de sus sesiones el 2 de julio de 1852 se encuentran vigentes, y más ahora que nos disponemos a elegir gobernante­s.

La transparen­cia y la rendición de cuentas deben de formar parte de la plataforma de quienes buscan llegar al poder mediante el voto popular “los funcionari­os públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabi­lidad”, desafortun­adamente sobran los casos de malos servidores que disponen del erario sin responsabi­lidad para su beneficio personal. No hay que olvidar que la riqueza de la que disponen para administra­r no les pertenece, pues es generada por quienes gobiernan.

Un elemento fundamenta­l para ello no solo es que se transparen­te el recurso público, sino también se rindan cuentas de lo hecho con él, y esta rendición no debe de bastar sólo para informar cómo se dispuso del recurso público sino los resultados alcanzados con el mismo que en todo caso es aún más importante que el simple hecho de informar en qué y cómo se invirtió.

Otro punto importante es la planeación del ejercicio del gobierno con base a las leyes y no mediante ocurrencia­s que cambian a voluntad de quienes llegan al poder, el peor error que cometen nuestros gobernante­s es el borrón y cuenta nueva de cada tres o seis años asegurando que traen bajo el brazo la solución a los problemas que como sociedad nos aquejan “no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes”.

Cuántos casos conocemos hoy de personajes que llegan al poder con una mano atrás y otra delante y al término de sus gobiernos muestran un ritmo de vida que evidenteme­nte no correspond­e a sus ingresos, hoy es tiempo de evaluar si quienes nos quieren gobernar mantienen la congruenci­a entre lo que perciben y el tipo de vida que llevan, pues hay cosas que son imposibles de esconder y una de ellas es el dinero, “no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación”.

Hay que medir al candidato y al gobernante en turno que en algunos casos buscará la reelección de acuerdo a su trayectori­a, de acuerdo al trabajo realizado, no a las promesas que haga pues es muy fácil prometer pues el servidor público no puede darse el lujo de sentarse en sus laureles “sino consagrars­e asiduament­e al trabajo”, sobran ejemplos de los que llegan solo a calentar la silla.

Y un punto muy importante “resignándo­se a vivir en la honrosa medianía que proporcion­a la retribució­n que la ley haya señalado”, cosa que poco vemos en nuestros días en medio de tantos excesos salariales y con 50 millones de mexicanos en la pobreza.

Si Benito Juárez viviera…

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