Porfirio
Porfirio Muñoz Ledo vuelve a cabalgar. Su talento y valentía política están librando una batalla fundamental: la defensa de la migración como derecho humano.
Como suele ocurrir con Porfirio, ha roto la monotonía de “apoyo al señor Presidente”, lo hizo en pleno Acto por la
Dignidad Nacional, el 8 de junio en Tijuana.
Con una inmensa lucidez dijo al lado del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Lo que es, en mi criterio, inmoral e inaceptable es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur. Por una parte, exigimos que nos abran las puertas y, por el otro lado, sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a EU”.
No fue una postura pasajera. Ha reiterado con su extraordinaria capacidad oratoria y gran talento de polemista que la Guardia Nacional se creó para fines diferentes a los de contener el flujo de migrantes de Centroamérica y de otras partes del Continente y el mundo, haciendo así el trabajo sucio para la política xenófoba de Donald Trump.
Además ha dejado claro que la Secretaría de Relaciones Exteriores, está invadiendo funciones de la Secretaría de Gobernación.
Muñoz Ledo anunció que presentará una iniciativa de reforma constitucional, para fortalecer lo que ya está establecido en el artículo 11 de la Constitución:
“Toda persona tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes…Toda persona tiene derecho a buscar y recibir asilo. El reconocimiento de la condición de refugiado y el otorgamiento de asilo político, se realizarán de conformidad con los tratados internacionales”.
Porfirio es prácticamente el único integrante de Morena, que ha discrepado con el Presidente, sin estridencias, con elegancia, pero con mucha firmeza.
Incluso es una voz muy alentadora ante la preocupante unanimidad de la partidocracia, el empresariado, el charrismo sindical y los medios masivos, que nos remiten a la vieja época del “carro completo”.
Porfirio con una frescura que solo él puede tener, expresa ímpetu de rebeldía y de cierto aire libertario, muy saludables ante los ominosos signos de restauración del estilo autoritario del presidencialismo del antiguo régimen priista.
Con ese talento promovió la mayor fractura del PRI en 1987.
Ante el fraude de 1988, planteó crear una “crisis constitucional”, considerando que el fraude “es como los embarazos, es o no es”; por lo tanto no había que aceptar ningún resultado en diputados, senadores, gubernaturas y demás, sino llevar al país a una crisis constitucional.
Cuando Andrés Manuel López Obrador rompió con el PRI, después de las elecciones presidenciales de 1988, estuvimos con Porfirio en su primera campaña por la gubernatura de Tabasco, ante una agresión armada a un mitin, fue Muñoz Ledo quien actuó con serenidad, firmeza y claridad, responsabilizando al gobierno priista de esa agresión.
Me alegra este retorno combativo de Porfirio, al combate por los derechos humanos y la libertad.
Bienvenida su experiencia e inteligencia en esta hora difícil para el proceso de cambios que requieren consolidarse y avanzar, ante las tentaciones intolerantes dentro y fuera del gobierno.