La seguridad que otorgan los militares
Lo peor que puede vivir una sociedad es el sentimiento de inseguridad. No es lo mismo estar inseguro a sentirse así, por eso desde la gobernanza y la administración pública debe tenerse mucho cuidado de que los gobernados no se sientan desprotegidos o, mucho menos, olvidados.
En este espacio he insistido mucho sobre la diferencia entre la culpa y la responsabilidad; también he insistido en no politizar la seguridad, ya que los países o ciudades que lo han hecho han visto elevar sus niveles de violencia y delincuencia en gran medida.
La única manera de hacer sentir segura a la gente es con resultados; sin embargo, debemos aceptar que los
mexicanos quieren y necesitan resultados urgentes y extraordinarios.
Las últimas semanas han sido caóticas en materia de inseguridad y de victimización ciudadana, y a todo ello debe sumársele una amenaza de seguridad nacional como lo es la inmigración. En este sentido, la presencia y participación de las fuerzas armadas serán las mismas que han desarrollado desde hace décadas, es decir, coadyuvar con las autoridades civiles para enfrentar el fenómeno de la inmigración.
Los soldados de tierra, mar y aire tienen límites jurídicos en este sentido; sin embargo, también los tienen en materia de seguridad pública y siguen apoyando a todas las autoridades para mejorar este urgente pendiente.
Con esto último regreso a la importancia del sentimiento de seguridad, mismo que las fuerzas armadas han sabido producir en los mexicanos, por lo que vale la pena recordar que para poder garantizar la seguridad los militares están desplegados en todo el territorio nacional.
El despliegue militar y naval de México no es solamente en función de sus misiones específicas, sino también en función de poder darle a los mexicanos seguridad y tranquilidad. La presencia militar activa en México le otorga a la gente el sentimiento de que no se encuentran solos ante tanta violencia y criminalidad… ante tanta barbarie.
Por supuesto que ahora resulta imposible pedirle a la gente confianza en sus instituciones pero, en los hechos, a las fuerzas armadas los mexicanos les dan su mayor nivel de confianza y valdría la pena insistir en que no hay descanso para los militares en función de proteger a los ciudadanos.
Valdría la pena insistir en que para los soldados de tierra, mar y aire no hay tiempos electorales y mucho menos políticos. Los militares responden con seguridad a las amenazas nacionales y en paralelo a lo que el gobierno en turno considere urgente o necesario.
Los militares se encuentran desplegados a lo largo y ancho del país para fortalecerlo. Valdría la pena insistir en que los mexicanos no están solos; los mexicanos tienen a sus fuerzas armadas para defenderlos.
Resulta imposible que los mexicanos nosesientanamenazados,aunquedebemosaceptarquehoytodoesverdad,pero también que todo es mentira —como dice el clásico— y que todo depende del cristal con que se mira.
Todo depende también del daño que hemos recibido. Todo depende de a quién creerle o no.
Toque de silencio
Muchos mexicanos han entregado todo por su país. Pablo Brener fue uno de ellos. La disciplina, la constancia, la lealtad y el amor a México en muchas ocasiones no solo son valores militares y algunos civiles los adoptan y promueven. Pablo Brener era uno de ellos.
Debe cuidarse que los gobernados no se sientan desprotegidos u olvidados