Los empresarios y AMLO
Hay mucho que celebrar en el acuerdo que anunciaron la semana pasada los organismos empresariales y la Presidencia de la República “para promover la inversión y el desarrollo incluyente”.
Es más que un acuerdo. Bien leído es el esbozo de una pieza que faltaba hasta ahora en el nuevo gobierno: un proyecto de crecimiento económico.
Los empresarios han refrendado que sus prioridades son terminar con la pobreza extrema, abatir la corrupción y alcanzar un crecimiento de 4%.
Son objetivos pensados para coincidir con las prioridades del nuevo gobierno, en un espíritu de colaboración y conciliación.
El espíritu de colaboración lleva dentro, sin embargo, un espíritu de exigencia.Los empresarios condicionan el logro de las metas trazadas a que el nuevo gobierno dé pasos claros en direcciones que hasta ahora son territorio de dudas.
El acuerdo espera: “reglas y mensajes claros y propositivos que generen confianza y estabilidad para invertir”; “estado de derecho fuerte y eficaz”; “estabilidad macroeconómica”; “compromiso para resolver, con estricto a pego al marco jurídico, los obstáculos de ejecución que con frecuencia impiden la realización de proyectos de inversión”.
Se establecen en el acuerdo cuatro ámbitos económicos estratégicos: Energía, Infraestructura de transporte, Inversión social (educación, salud, agua, saneamiento), y Desarrollo del Sur-Sureste.
El acuerdo prevé la constitución de dos mecanismos de seguimiento, presididos por el Presidente, con reuniones quincenales: uno, para evaluar los proyectos de inversión; otro, para facilitar la ejecución de proyectos en marcha, a menudo trabados por lo que el propio Presidente definió como el “elefante reumático y mañoso que es a veces el gobierno”.
Es un acuerdo ambicioso, para muchas miradas utópico: busca tener en cinco años un país que invierta 5 puntos más del PI B del o que invierte hoy, que crezca al 4% y que haya eliminado la pobreza extrema.
Es un acuerdo exigente, tanto del lado de los inversionistas como del lado del gobierno. Nadie dice que es un acuerdo de ejecución fácil o que se cumplirá al pie de la letra. Pero es una hoja de ruta económica que no existía, y ahora sí.
Creo que el país gana con esto.
La IP y el gobierno tienen un proyecto de crecimiento económico