La crispación
Pensar que aún faltan cuatro años para su salida del poder y que durante estos por su innegable y manifiesto desequilibrio cerebral puede empujarnos a toda clase de abismos!”.
Publiqué este párrafo en Twitter, es una entrada del diario de Federico Gamboa, anotada en 1912, y aunque está dedicada al presidente de entonces, Francisco I. Madero, detalle que se especificaba en el tuit, fue leída por un abultado sector de la red social como si se tratara de un ataque al presidente López Obrador.
No publiqué ese párrafo de manera inocente, desde luego, me pareció interesante el eco de la historia; hoy tenemos en México una legión de ciudadanos, tan desesperados como Gamboa, que cuentan los días que faltan para que termine el sexenio, pero no creoquenuestroPresidentetenga un desequilibrio cerebral, ni tampoco faltan cuatro años para el final de su sexenio, ni considero que los dos presidentes tengan mucho en común, con la salvedad de la vena esotérica. Por otra parte sí creo que el presidente puede “empujarnos a toda clase de abismos”.
La frase no es más que una opinión que el escritor y diplomático anotó en su diario, y sin embargo los defensores del Presidente lo entendieron como un ataque a su líder y me dedicaron un tupido contraataque étnico, muy representativo de la crispación que se promueve permanentemente en las mañaneras. Unos ejemplos (hay muchos más en mi cuenta): “Ahora que recuerdo, ¿no eras tú un español nacido en México por accidente?”. “No tiene validez la opinión de alguien que lleva mucho tiempo viviendo en España”. “¿Hace cuánto no vives tres años seguidos en la Ciudad de México?”.
El Presidente alienta cada día la crispación, el nacionalismo claustrofóbico que sugiere que el único mexicano de verdad es el acrítico, los otros son fifís o extranjeros. Nadie me dijo culero o hijo de la chingada por transcribir el párrafo de Gamboa, me descalificaron diciéndome español, no importa que sea mexicano, ni que haya nacido en Veracruz.