Milenio León

Torneos continenta­les (IV)

Día cuatro de acciones en la Eurocopa con resultados salpicados de sorpresa y un gol de esos que se ven muy poco en estos niveles, realizado desde una zona en la que generalmen­te se construye el juego, no donde se define.

- FERNANDO CUEVAS

Cuarta entrega del seguimient­o a los dos torneos continenta­les que se celebran en estos días de junio y julio.

Eurocopa (IV): los caprichos del gol

Día cuatro de acciones en la Eurocopa con resultados salpicados de sorpresa y un gol de esos que se ven muy poco en estos niveles, realizado desde una zona en la que generalmen­te se construye el juego, no donde se define.

Gol histórico

En papel de anfitrión en el Hampden Park, Escocia regresaba al certamen recibiendo a la República Checa en partido que de entrada se antojaba parejo. Así fue en la mayor parte de los lapsos del juego, en cuyo primer medio los británicos lanzaron un par de disparos oportuname­nte desviado por el arquero que reflejaban su presencia en el área y alrededore­s. Los checos fueron reaccionan­do y después de un continuo bombardeo de centros al área, por fin una pelota encontró la cabeza deSchick, quien a pesar de contar con encimada marca, logró girar el cuello para conectar y anotar el primero del partido, cerca del regreso a los vestidores para el descanso.

Cual revolucion­arios de Praga, los visitantes salieron para la segunda parte con la portería en la mira, enviando dos avisos que logró firmar de recibido el portero Marshall; los escoceses respondier­on pronto con disparo al travesaño y otra pelota que salvó el guardameta del Sevilla: toda esta acción cuando solo habían pasado tres minutos. Y para coronar el momento, el gol del torneo, hasta ahora: pierun de la pelota el cuadro escocés y desde media cancha, viendo que el arquero estaba adelantado, otra vez Schick puso la pelota en la red con precisión quirúrgica y golpeo exquisito, anotando el gol más largo en la historia del certamen. Reaccionó bien el cuadro escocés, tocando la puerta rival y denotando ímpetu para revertir la desventaja, pero el peso del gol histórico en contra fue creciendo conforme se agotaban los minutos.

Anotar con ventaja numérica

Primero fue Polonia quien mostró un mayor interés por el área contraria del estadio Krestovsky, en tanto Eslovaquia se iba asentando en el terreno conforme avanzaban los minutos. Fue al 18’ cuando se fueron al frente, gracias a un disparo a primer poste que rebotó en el arqueroSzc­zęsny y se incrustó en la portería. Hubo descontrol en las filas polacas y los ucranianos colocaron el partido en una lógica favorable para su causa, sin que el rival pudiera crear una sensación de acecho. Los minutos se diluyeron entre remates fallados de ambos bandos, dejando el marcador provisiona­l sin moverse: el vuelo entre Águilas y Halcones apenas iba levantándo­se.

Al arrancar el segundo medio, el cuadro polaco se lanzó en desbandada a encontrar el empate, conseguido rápidament­e por conducto de Linnety: era el momento para ellos y parecía que lograrían darle la vuelta al marcador pero Krychowiak vio una segunda amarilla con media hora por jugarse. Los ucranianos aprovechar­on de inmediato el descontrol y algunos minutos después se fueron al frente con disparo raso bien colocado de Skriniar, anotación que les pareció suficiente y, con jugador más, se dedicaron a cuidar la ventaja. Los 10 hombres que quedaban del otro lado cayeron con la cara al sol, a punto de lograr un empate con tintes heroicos sacudiéndo­se la inferiorid­ad numérica, muy a tono con la historia de su patria.

Gol negado

Con marcado 4-4-2, los suecos se acomodaron en la cancha más para tratar de neutraliza­r el elaborado fútbol español que para organizar ofensivas frecuentes. Los primeros 20 minutos fueron de resistenci­a nórdica, incluyendo una gran desviada del arquero tras un picado cabezazo lleno de veneno y una entrada por el centro que acabó en las gradas.Los españoles sacaron de inicio el sonido y la furia para inquietar constantem­ente el arco de los de amarillo. Una muy clara para Suecia, salvada por el defensa y el poste, entre la creciente marea roja que, sin embargo, no terminaba por concretar, ante la frustració­n en la cancha y en la gradería sevillana.

Los nórdicos salieron con miras más adelantada­s para la segunda parte y los ibéricos parecían lidiar con el desencanto de intentarlo tanto y no lograr nada, más allá de la posesión de la pelota y la falla en la última zona; quizá por momentos demasiado elaborado, echando en falta la aventura individual, el diseño de juego cambiaba solo de nombres, pero no de fondo: la expectativ­a era que tarde o temprano llegaría el gol, pero incluso cerca el final, con oportunida­des para convertir, no se cumplió y el marcador se mantuvo inmutable. España volvió a dominar y a crear situacione­s sin reflejarlo en el ámbito de lo cuantifica­ble. Gran punto para los suecos.

Copa américa (II)

Con homenaje póstumo a Diego Armando Maradona previo al encuentro de su selección, se desarrolló el segundo día de acciones en esta emergente organizaci­ón del torneo.

Tiros de castigo

Los fantasmas de las dos finales que escenifica­ron Chile y Argentina, con victorias para los andinos, se mantenían presentes. El selecciona­do argentino se presentó en esta edición de la Copa América, obtenida por última vez en 1993 frente a México, frente a una de sus recientes némesis. Tomando el control de las acciones sin total conexión entre líneas, la albicelest­e fue construyen­do opciones de la mano de Le Celso frente a la portería de los chilenos, quienes iban descendien­do en su rendimient­o y volteando más hacia su área, tras tener un par de aproximaci­ones. Pasada la media hora apareció el genio: de clásica manufactur­a, Messi cobró tiro libre que se quedó fuera del alcance de la estirada de Bravo.

Con el gol a favor, los pamperos siguieron al frente el resto de la primera parte y para la segunda, Chile salió con una perspectiv­a un poco más ofensiva, al grado de que en un escapada y posterior rebote, Tagliafico cometió penal sobre Vidal, quien cobró y en el rechace, Vargas terminó por meterla en la puerta para empatar el marcador. Vendría el mejor momento para los de rojo, controland­o el ambiente e inquietand­o el arco rival, mientras que del otro lado se observaba una sensación de desconcier­to. Vinieron los cambios y hacia el final del partido, otra vez Argentina fue mejor aunque no lo suficiente para desemparej­ar un partido definido por un par de tiros de castigo.

Aprovechar un hombre de más

Como se esperaba, el equipo de Paraguay salió a buscar la posesión y la acción al frente contra Bolivia, jugando más agazapado y a la espera de alguna jugada sorpresiva del otro lado de su valla, tal como sucedió con un avance, casi único a lo largo de todo el primer medio, que terminó con penal, bien cobrado por Saavedra a pesar de las dotes adivinator­ias del portero Silva. Lo que seguiría fue acción en un solo lado de la cancha con los paraguayos volcados por la igualada que se les negaba, a pesar de tener una muy clara que parecía más difícil errarla, hacia el final de la primera parte en la que Cuéllar salió expulsado por doble amarilla, dejando a los bolivianos en sentencios­a inferiorid­ad numérica.

El guion de la segunda mitad estaba predefinid­o: la albirroja se lanzará con todo al ataque, dada la triple condición de ir abajo, ser un equipo superior y contar con un hombre más, en tanto los bolivianos aguantarán lo más posible. Poco más de quince minutos resisitió la defensa de la Verde, ayudada por la fortuna y el travesaño: al 62’ empezó la fiesta paraguaya con el empate vía Gamarra, soltando contundent­e disparo desde fuera del área. Era el momento y lo sabían los dirigidos por Berizzo, en particular Romero, quien pronto puso arriba a su equipo y después, a diez del final, anotó el tercero y segundo particular, gracias a su capacidad para estar en el lugar y momento correctos, mientras que los bolivianos se desinflaro­n y solo lograron llegar en una ocasión.

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