Guerrero. Acusada de narco por comprar fentanilo
En una ciudad de vanguardia, inclusión, respeto y tolerancia todas las voces son escuchadas, desde la L hasta la A, desde el azul hasta el rojo, de oriente a occidente y mucho más. Salir a las calles es una expresión liberadora en la doble hélice de terminación de la pandemia y recuperación de una capital nacional que no se ha retirado del progresismo, aunque se haya reconstituido electoralmente. Salir en coloreado bullicio es manifestación pública de convicciones y pluralidad que incluye a las diversidades.
En las grandes capitales, la marcha del orgullo LGBTTTIQA+ es declaración de una visibilidad que es convocatoria desde las urbes más plurales y democráticas. En CdMx, un amplio grupo social es paradójicamente extrovertido y recuerda a todos —en la víspera de la marcha virtual y presencial del 26 de junio— que salir del clóset puede constituirnos, más aún cuando salimos del confinamiento de las normas debatidas internacionalmente respecto de las edades en que nuestra identidad sexual puede o debe expresarse. Niñas o niños, adultos o adultos mayores. Jóvenes en florecimiento cívico e identitario.
Respeto y tolerancia a todas las formas de arcoíris, para usar esa imagen como metáfora, en la primera marcha postelectoral y postpandemia. Estamos en verde y hay que celebrar la vida, la esperanza en toda su dimensión y colores. Han sido 16 meses de contingencia sanitaria, de no bajar la guardia —llamado que sigue vigente—, de unir esfuerzos para superar la adversidad; no hubo tiempo para reparar en individualidades, el tiempo era para estar unidos y salir fortalecidos.
La pandemia ha enseñado el valor del trabajo conjunto, aun en la sana distancia, porque los ciudadanos son pluralidad y convivencia. Es momento de generar la mayor tolerancia y entendimiento posible en todos los temas. Todo con la pluralidad, nada contra la inclusión.
La única intolerancia que tiene cabida, valga la paradoja y la referencia a Giovani Sartori, es contra los intolerantes, porque son ellos los enemigos naturales de la democracia y la inclusión.
Bajo esta premisa y desde una esfera inclusiva surgen las preguntas: ¿es de preocupar el hackeo a las redes sociales del Partido Encuentro Solidario? ¿O es el éxito de su gestor de redes, cuando reivindica la gozosa e irreverente alusión a la diversidad sexual, prefacio curioso y sintomático de nuestra permanente apertura a la reinvención solidaria con los grupos vulnerables?
Es indispensable para entender similitudes y diferencias. Las y los ciudadanos son pluralidad y convivencia. La posibilidad de generar comunidad en temas que polarizan es la oportunidad de integrar una agenda común que responda a los asuntos cotidianos, desprovistos de estigmatización, de ideologización, de politiquería.
En esa ruta, es valioso asumir que es el momento para ser empático y solidario en lo cotidiano, en la marcha —como dirían los españoles— porque no hay otra manera de coexistir productivamente.
La médico cirujana y anestesióloga guerrerense Marisa Brito fue acusada el pasado 4 de mayo de narcotráfico luego de comprar en internet seis ampolletas de fentanilo, pese a que la ley permite a los médicos de su especialidad utilizarlo en procesos quirúrgicos o para mitigar el dolor de pacientes.
Estamos en semáforo verde y hay que celebrar la vida, la esperanza en toda su dimensión y colores