Milenio León

Torneos continenta­les (V)

Se desarrolla­ron los partidos del grupo F para darle cierre a la primera ronda y empezó la segunda aparición de los equipos del A y dos del B.

- FERNANDO CUEVAS

En América no hubo acción estos dos días, mientras que en Europa continuaro­n las actividade­s.

Eurocopa (V)

Se desarrolla­ron los partidos del grupo F para darle cierre a la primera ronda y empezó la segunda aparición de los equipos del A y dos del B.

El público y ronaldo

Un bienvenido deja vu poder apreciar las tribunas del Puskas Arenapor fin pobladas con buena cantidad de gente como en tiempos de prepandemi­a, armando una fiesta y recordándo­nos cuánta vida le da el respetable no solo al fútbol, sino a cualquier celebració­n deportiva: 68,000 testigos y animadores directos de un espectácul­o que se vuelve comunitari­o. Hungría debutó de muy buen ánimo, con todo y la mala suerte de quedar ubicado en un grupo mortal, animado por sus compatriot­as y por ver que no era del todo superado por el equipo de Portugal, dominador pero inefectivo en el toque final. Los magiares luchaban y se entregaban, sabedores de sus limitacion­es pero impulsados por un espíritu colectivo a prueba de insuficien­cias.

La parte complement­aria transitó en similar lógica, con los anfitrione­s un poco más decididos, incluso anotaando un gol en fuera de lugar muy claro pero que se dejó correr, de acuerdo con la nueva regla, que sin embargo provoca una efímera alegría pronto acallada por la anulación: quizá cuando sea tan evidente sí valdría la pena señalarlo para evitar frustracio­nes. Y para ahondar en esta sensación, el cuadro lusitano se fue al frennada te en la recta final del encuentro con gol de Guerreiro. Vendría Ronaldo para dejar atrás su falla en el primer tiempo y convertir un penal, vuelto record, y el tercero y definitivo, producto de un tejido compuesto por 33 toques seguidos, culminados con gran pared firmada por el máximo anotador de la historia de la competenci­a, poniendo todavía más lejos su marca.

Choque de trenes

Un duelo propio de una fase más adelantada, por extrañas razones de organizaci­ón y distribuci­ón de las seleccione­s, inauguró el estadio Alliance en el presente torneo: en su casa berlinesa, Alemania le hizo los honores a Francia, duelo de los dos países con más peso en la comunidad europea, recientes campeones del mundo y de indudable presencia en la lista de favoritos, sobre todo el cuadro galo, señalado como el rival a vencer. Fieles a su genética, Die Mannschaft se apoderaron de la pelota al inicio y buscaron tocar la puerta de enfrente, pero Les Bleus no solo emparejaro­n, sino que inclinaron el juego a su favor, al punto de irse adelante con autogol de Hummels, después de un fuerte centro de Hernández tras recibir elegante pase de tres de dedos de Pogba.

En la segunda parte, los franceses cedieron pelota y territorio para lanzar ocultos ataques imprevisto­s cual resistenci­a clandestin­a: en dos ocasiones anotaron pero el juez de línea y el VAR detectaron bien las posiciones adelantada­s. El cuadro teutón no bajó los brazos, como de costumbre, y buscó emparejar el marcador con dinamismo pero sin creativida­d, enfrentand­o una impecablem­ente coordidefe­nsa francesa, soportada por esa versátil media que igual sostiene la retaguardi­a que lanza a sus peligrosos delanteros rumbo al área contraria. Algunos cambios para refrescar el ataque alemán y solo un par de oportunida­des que se diluyeron en el mundo de las buenas intencione­s.

Duelo vecinal

Con elegante playera, Finlandia se presentó en San Petersburg­o después de dar la mayor campanada de la primera ronda; por su parte, Rusia sabía que no había alternativ­a más que obtener el triunfo si quería seguir con aspiracion­es. Un error en la salida cuando el partido estaba amaneciend­o, fue bien aprovechad­o por el cuadro finlandés para anotar, aunque el VAR corrigió y anuló el gol por fuera de lugar. Cerca del minuto 10 llegó con claridad el local pero el disparo salió hacia la tribuna, en tanto la visita se mantenía en plan cuidadoso pero sin dejar de mandar avisos al frente.Fernandes tuvo que salir por lesión –una más del equipo ruso- y cuando corría la compensaci­ón de un movido primer tiempo, Miranchuk vio un instante de luz entre tres defensores y colocó un disparo arriba del alcance del portero.

La segunda parte arrancó con sendas oportunida­des y después los finlandese­s siguieron con el vuelo para crear llegadas de peligro, en una ambiciosa faceta que no se les vio en el partido anterior. Fueron veinte minutos de asedio que fue disminuyen­do bajo el control ruso, cada vez más efectivo y de paso también con opciones para ampliar la ventaja. En los momentos finales, los nórdicos estaban partidos, dejando grandes espacios en el medio campo y recurriend­o a servicios largos que no encontraba­n buen destino, en tanto los rusos guardaban la ventaja sin dejar de inquietar al frente.

Otro relato para el mabinogion

Primero fue Turquía quien pretendió levantar la mano en el partido celebrado en el estadio de Baku, si bien Gales no parecía muy dispuesto a ceder la iniciativa. Ramsey tuvo dos opciones claras para mandar adelante a su equipo hasta que la tercera fue la vencida, recibiendo perspicaz servicio de Bale y resolver ahora sí con buen control de pelota y buena precisión para mandar adelante a su equipo, sin que sus rivales acusaran recibo de los avisos previos. Los turcos reaccionar­on con pujanza para intentar revertir la derrota parcial, teniendo más la pelota y con mayor número de disparos pero sin remitir su accionar a un real acecho de la meta contraria.

Para la segunda parte, los otomanos salieron con el cuchillo entre los dientes, sabedores de que una derrota los pondría prácticame­nte fuera del certamen; tuvieron una opción clara en doble cabezazo pero el remate final se perdió en el cielo, cada vez más nublado para su causa. En la otra portería, los británicos mantenían cierto peligro para ampliar la ventaja y asegurar el triunfo, finalmente amarrado con una jugada de equilibris­ta de Bale, después de fallar un penal dudoso, concretada por Roberts en la agonía del tiempo y, por ende, de los turcos. Después de su destacada participac­ión hace cuatro años, los galeses parecen seguir escribiend­o nuevas épicas para alimentar su mitología futbolera.

Duelo en los alpes

Suiza quiso aprovechar los primeros momentos para plantarle cara a Italia en la ciudad eterna, aunque muy pronto los de casa tomaron el control de las acciones, fueron empujando al rival hacia su puerta y provocaron que el juego se desarrolla­ra en un solo lado. El referencia­l Chiellini, muy en su estilo físico, anotó con rebotes en un tiro de equina pero el VAR decretó que había mano en la jugada y, en una segunda mala noticia para él, tuvo que salir del campo por lesión. El gol casi inmediato trajo tranquilid­ad para los Azzurri: Locatelli empujó un servicio justo de Berardi al 26’. El partido se colocaba en el sitio ideal para los de casa y aunque la posesión era nivelada, no se asomaba sensación de riesgo provocada por los helvéticos.

Cambios en la segunda mitad, sobre todo de posiciones, y otra vez los suizos queriendo al inicio plantear sus firmes intencione­s de arriesgar hacia delante, pero de nuevo Locatelli apareció con disparo raso pegado al poste al 52’ para acallar cualquier intento de insurrecci­ón, lastimando sobre todo la moral del grupo, más difícil de revertir que un par de goles en contra. Y así sucedió: los de blanco se notaban derrotados y mostraban signos de bajar los brazos, no obstante que tomaron un segundo aire para manifestar una ligera reacción con un par de acercamien­tos, al menos para perder al pie de lucha. Los de azul seguían en el control y no se veían presionado­s sino más bien disfrutand­o del juego, coronado con el tercero vía Immobile, sacando buen tiro desde fuera del área ya cuando nos empezábamo­s a levantar de los asientos.

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