Al estilo de Morena
Si desde la raíz de su partido, que son sus estructuras internas, los procesos presentan un escenario rancio, plagado de inconsistencias, violencia, acusaciones de corrupción y de las más viles prácticas de acarreo y compra de votos, ¿cómo puede Morena ser el partido de la tan mentada cuarta transformación?
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) está muy lejos de transformar la manera en la que se hace política en el país y este fin de semana por enésima vez dieron muestras de las peores prácticas en la selección de sus representantes distritales, quienes en el futuro conformarán los órganos de dirección y de toma de decisiones internas del Instituto Político.
Ya se vivió en el 2019, en el proceso para elegir la dirigencia del partido, uno que llevó a los contendientes a un verdadero pleito en el que tuvo que intervenir el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Al final de ese proceso salió vencedor Mario Delgado, quien se mantendrá en el cargo de presidente.
Perolosánimossehanencendidoaún más y se vislumbran más nubarrones en el horizonte, pues justo este proceso iniciado el fin de semana será la antesala primero de las elecciones de candidatos de los gobiernos en disputa el año que entra: Estado de México y Coahuila, pero posteriormente también los elegidos serán los que voten el método para la selección del aspirante a suceder a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de México.
Y ahí es donde se nota el manejo interno del partido pues Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, las corcholatas aparentemente favoritas de AMLO no han hecho comentario alguno del proceso interno mientras que los señalamientos han venido de Marcelo Ebrard, de manera moderada y sumamente crítica de Ricardo Monreal.
No me vengan por favor, como seguro lo harán, con que es parte de la democracia, pues nada de lo ocurrido este fin de semana tiene que ver con procesos democráticos, más bien tiene que ver con el oportunismo y la ambición de poder dentro de los grupos de Morena. Ojalá, por el bien de México, fueran una mejor opción, pero parece que lo peor de la política lo tienen inserto en su ADN.