La alianza y el Estado de México
De la nada, uno supone que porque se le ocurrió, sin ningún proceso previo del que se tenga noticia, el líder del PAN —es un decir— Marko Cortés destapó al expresidente municipal de Huixquilucan, Enrique Vargas, como candidato de su partido para las elecciones del próximo año en el Estado de México.
Vargas se subió al tren inmediatamente: “En Acción Nacional estamos listos para ganarle a Delfina en cualquier escenario. Será una contienda en la que triunfemos por la experiencia de buen gobierno, contra la incapacidad y la corrupción. En el Estado de México somos más los que estamos en contra del régimen que se impulsa desde Palacio Nacional y no vamos a permitir que aquí se instale el retroceso disfrazado de transformación, como está ocurriendo en el país”.
No queda claro que está detrás del extraño madruguete de Cortés, pero nada ha estado claro hace tiempo en la estrategia panista. No hay un solo indicador, no hay una encuesta, no hay antecedente, no hay manera pues, que el blanquiazul por sí solo pueda competir, no digamos ganar la gubernatura el próximo año. Tampoco está claro si el anuncio fue convenido con el PRI y el PRD y que estos partidos en los próximos meses anunciarán así de públicamente sus fichas. Lo cierto es que el Estado de México es terreno para los priístas que lo han gobernado tanto tiempo y parecería lógico que el candidato o candidata surgiera de sus filas. No parece lógico, ni siquiera para Marko Cortés, pelearse con sus compañeros de alianza.
En el PRI la discusión al interior sigue. El grupo mexiquense que desde hace años controla al partido aún no termina de decidir quién debe encabezar el tricolor y por lo tanto a quién propondrán para la alianza.
El asunto parece estar entre Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera, a quienes las encuestas colocan bastante emparejadas en la preferencia ciudadana. El PRD podrá inventar por ahí un nombre pero no pintan.
Lo sucedido en el proceso de Morena ha hecho creer al priismo mexiquense que tal vez hay un espacio para atraer de vuelta las voluntades de algunos operadores morenistas —que antes eran priístas y/o perredistas—.
La reacción de Higinio Martínez, fundador y coordinador del grupo en el que creció Delfina Gómez, después de ser descartado, abre la incógnita sobre cuánto trabajarán en ese grupo para su candidata. Bajar los brazos en territorios clave puede costar una elección.