GN, consumatum est
Quien se haya sorprendido del anuncio hecho ayer respecto a que la Guardia Nacional pasará a depender por completo de la Secretaría de la Defensa Nacional, déjeme decirle que el proceso inició casi desde que nació ésta.
En el proceso de incorporación se deshicieron de la mayor cantidad posible de ex policías federales y en el proceso fueron dados de baja otros tantos por mil y un razones, algunas ilógicas para terminar con elementos sólo de la policía militar y de la Marina.
Así que lo anunciado por el presidente López Obrador, solo viene a ser el cerrojo que deja de lado el ejercicio civil de la seguridad pública para pasar a manos del Ejército, una concesión más del ejecutivo a los militares a quienes ya ha cedido innumerables tareas que debieran ser para civiles.
De este modo más de 114 mil efectivos dejarán de tener un mando civil para asumir uno militar con los riesgos que conlleva que el Ejército, asuma las acciones en materia de seguridad pública. Adiós a la promesa de campaña de regresar el Ejército a los cuarteles, adiós a la promesa de una policía civil de calidad.
HORACIO
Se rompe también el acuerdo con la oposición para autorizar la creación de la Guardia Nacional de que la corporación tuviera un mando civil, y hoy se asegura que la decisión se toma para entregar “buenas cuentas” contra la crisis de violencia e inseguridad. Una declaración que puede resultar lapidaria, pues hoy por ejemplo Guanajuato es uno de los estados donde más presencia tiene la Guardia Nacional y los niveles de violencia no han bajado.
Privilegiar la militarización de la seguridad pública para disminuir la criminalidad tiene como riesgo, sino en el corto, en el largo plazo, que puede terminar por oprimir a quien se está protegiendo y violentar el respeto a los derechos
c_antidad humanos. Hoy hay una gran de quejas ante la CNDH; en 2019 recibió 14 quejas contra la GN; en 2020, 138 y en 2021, 180. Pero no hay marcha atrás… ¿Y la policía civil? como a las instituciones, que se las lleve el diablo.