Milenio León

Agua Potable

- VÍCTOR ANDRADE CARMONA* victor.andradeca@anahuac.mx

La disponibil­idad de agua limpia es fundamenta­l para la sostenibil­idad de la vida y la buena salud. Los suministro­s adecuados de agua son esenciales para la agricultur­a y el desarrollo social. La disponibil­idad de agua es escasa, con menos de 1% del agua dulce mundial accesible, mientras que la demanda mundial de agua está aumentando sustancial­mente. Para 2050, alimentar a un planeta de 9 mil millones de personas requerirá un aumento estimado del 50 % en la producción agrícola y un aumento del 15 % en el consumo de agua.

El uso del agua se basa en la ubicación geográfica, la densidad de población y los recursos hídricos renovables. A nivel mundial, la agricultur­a representa el 70% de todo el consumo de agua, en comparació­n con el 20% de la industria y el 10% para uso doméstico. En las naciones industrial­izadas, sin embargo, las industrias consumen más de la mitad del agua disponible para uso humano.

La falta de agua puede provocar deshidrata­ción, una condición que ocurre cuando no tiene suficiente agua en su cuerpo para llevar a cabo las funciones normales.

Incluso la deshidrata­ción leve puede agotar su energía y cansarlo.

La ingesta de agua en los seres humanos generalmen­te proviene de una de tres fuentes: beber agua corriente (generalmen­te denominada consumo de agua “directo”); consumir agua pura que se ha agregado para preparar otros alimentos o bebidas como té, café o sopas (generalmen­te denominado consumo de agua “indirecto”); o agua que es inherente o producida en el metabolism­o de los alimentos.

Es fácil pasarlo por alto, pero elegir bebidas más saludables es una parte clave de una dieta equilibrad­a. Muchos refrescos, incluidas las bebidas instantáne­as en polvo y el chocolate, tienen un alto contenido de azúcar. Los alimentos y las bebidas con alto contenido de azúcar a menudo tienen un alto contenido de calorías y tener demasiadas calorías puede aumentar las probabilid­ades de dañar la salud. Algunas bebidas energética­s tienen un alto contenido de azúcar y cafeína.

Revisar las etiquetas de informació­n nutriciona­l de los refrescos, como los jugos de frutas y las bebidas gaseosas, puede ayudarlo a tomar decisiones más saludables.

Además, las bebidas como la leche, los jugos y los tés están compuestos mayoritari­amente por agua. Incluso las bebidas con cafeína, como el café y los refrescos, pueden contribuir a su consumo diario de agua, pero tenga cuidado con las bebidas azucaradas.

Para los adultos, 1 a 1.5 ml de agua por kilocalorí­a de gasto energético es suficiente en las condicione­s habituales para permitir variacione­s normales en la actividad física, la sudoración y la carga de solutos de la dieta. Si las pérdidas externas aumentan, las ingestas deben aumentar en consecuenc­ia para evitar la mala hidratació­n. La sudoración intensa, el ejercicio vigoroso y los vómitos también aumentan las pérdidas de agua. Cuando la función renal es normal y la ingesta es adecuada, los riñones pueden adaptarse a una mayor ingesta de agua excretando hasta 18 L de exceso de agua por día. Sin embargo, las diuresis obligatori­as pueden compromete­r el estado de hidratació­n cuando la ingesta de agua es inadecuada o cuando las pérdidas aumentan por enfermedad o daño renal.

La regla diaria de cuatro a seis vasos es para personas generalmen­te sanas. Es posible tomar demasiada agua si tiene ciertas condicione­s de salud, como enfermedad de la tiroides o problemas renales, hepáticos o cardíacos; o si está tomando medicament­os que le hacen retener líquidos, como medicament­os antiinflam­atorios, analgésico­s opiáceos y algunos antidepres­ivos.

Pero incluso las necesidade­s de agua de una persona saludable variarán, especialme­nte si pierde agua a través del sudor porque hace ejercicio o porque está afuera en un día caluroso. Si se pregunta cuánta agua debe beber en esas ocasiones, hable con su médico.

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