¡Atole con el dedo al pueblo “sabio”!
El indómito y carismático candidato causó gran impacto en 30 millones de electores. La mayoría de ellos “pobres, humildes y sencillos”, como él; integrantes únicos del “pueblo bueno y sabio”; primitivo al hablar y con ideas elementales, como ellos; sediento de legalidad y justicia, como ellos. Luego de salir del PRI, se confrontó “furiosamente” muchos años con los poderosos “dedicados al saqueo de la riqueza nacional”. Amante defensor de “los pueblos originarios” (“verdaderos y únicos mexicanos”, cuyos orígenes, según sus conocimientos históricos, datan de “más de 10 mil millones de años”); el candidato, receptáculo de todas las virtudes morales y políticas en grado excelso; adorador de la Madre Tierra, ante la cual se postraba frente a un hoyo haciéndole rituales con una gallina muerta en el fondo, el humeante sahumador y la música aborigen. No reconoció ninguna luz en los últimos 30 años, todo fue noche de devastación y tragedia, pero su entronizada lo resolvería. Su lema era y es: “Por el bien de todos, primero los pobres”. ¡Chulada de viejo!
Es inexplicable por qué de 89 millones de electores sólo 30 le dieron el voto. Sin duda hubo mano negra en contra de quien encarna al “pueblo bueno y sabio”.
Pero hizo, además, muchos compromisos inolvidables. Ofreció: 1) Respetar, siempre, de manera escrupulosa, la Constitución y las leyes de México. 2) Pacificar al país desde su llegada a la Presidencia, y lograrlo en un máximo de seis meses. 3) Acabar con la corrupción y no tolerar en su gobierno a ningún corrupto. 4) Promover una mejora sustantiva en la educación pública, para dotar a los educandos más pobres con los instrumentos necesarios para triunfar en la vida, y reducir la desigualdad social, sobre todo en las mujeres. 5) Modernizar los servicios de salud prestados por el Estado, igualándolos a países como Dinamarca. 6) Hacer crecer la economía a 5 y 6 por ciento anual. 7) Respetar, como todo demócrata, a sus opositores. 8) Mantener una relación cordial, civilizada y constructiva con todos los gobiernos y pueblos del mundo, respetando sus soberanías y haciendo respetar la nuestra. 9) No voltear al pasado y gobernar enfrentando eficazmente los grandes desafíos nacionales. Y 10) No mentir, no robar y no traicionar. ¡Recontrachulada de viejo!
Con esas prendas personales y promesas de tal calado, sólo los ciegos, sordos o “apátridas” no votamos por él
El lunes próximo evisceraré aquí 10 de sus compromisos; ya en su cuarto año de roncar, difamar y destruir, desde la histórica residencia privada de Hernán Cortés, erigida sobre las ruinas del palacio de Moctezuma Xocoyotzin, y convertida hoy en circo arrabalero.
Lo he venido diciendo desde conocer al sujeto de marras: “rufián es el hombre sin honor, vil y despreciable que vive de la estafa y la mentira”.