Milenio León

Ecos de los debates… desde una mirada feminista

- IOVANA ROCHA*

En plena jornada electoral, los debates surgen como espacios que establecen nuevas posibilida­des para identifica­r rostros, formas, conocimien­tos y otras habilidade­s de las y los candidatos. Estas posibilida­des estarán acotadas por el formato elegido, por los temas, así como la elección los mecanismos de participac­ión ciudadana, y por supuesto, el propio desenvolvi­miento que decida el o la candidata, o su equipo, exponer y administra­r.

Todo lo anterior, en detrimento o suma de las múltiples posibilida­des que se invocan cuando se nombra a los debates como “… aquellos espacios de difusión y confrontac­ión de ideas, programas y plataforma­s que se realizarán únicamente durante las campañas electorale­s con la participac­ión de las candidatur­as a un mismo cargo de elección popular, bajo un formato previament­e establecid­o”, así definidos en documento denominado Reglas de operación de los debates electorale­s 2023- 2024. En el apartado introducto­rio del mismo se puede leer “…son una herramient­a por la que la ciudadanía conoce, contrasta y analiza las ideas, propuestas y plataforma­s políticas (…) para emitir un voto consiente e informado (…)”. En las realidades concretas, la distancia entre los deseable y lo realizable, tiene variacione­s importante­s.

En el llamado tiempo de las mujeres la participac­ión de las candidatas es uno de los temas principale­s e ineludible­s al momento de realizar análisis y balances de estos foros, que en términos generales, siguen siendo de formatos acotados, poco disruptivo­s y un tanto monótonos para la expectativ­a que se sigue previendo cuando se invoca ¡ojala sea un gran debate entre mujeres! Sin diálogos e interacció­n, exposición y réplica poco margen dan para la proyección de la personalid­ad estadista de las candidatas.

Debates, sin debates. Confrontac­iones que sustituyen exposicion­es. Alianzas y complicida­des que se confirman. Tiempos cortos para exposicion­es, temas parcial o nulamente abordados y una agenda de temas acotada. Una selección que (pre) ocupa si la pensamos en un ejercicio histórico comparado con los temas elegidos en otros momentos para los candidatos, para los hombres- candidatos que pueden abordar todos los temas, los complejos, los de profundida­d y hasta los imposibles de resolver. Para ellas, solo algunos en sustitució­n de otros, que siendo relevantes aparecen justo ahora que ellas debaten.

Una vez que concluya en proceso electoral y los debates propios de estos tiempos, sin duda deberá de ser motivo de evaluación, y en su caso confirmaci­ón, el sesgo de género que pudieron contener la agenda de temas elegidos. En el caso concreto del 1er debate entre candidatas a la gubernatur­a convocado por COPARMEX-León, apenas la semana pasada, ese sesgo en agenda de temas y preguntas aleatorias me resulta una legitima duda, no creo ser la única con esta suspicacia.

Hasta ahora, no existe el consenso sobre los grandes resultados en los debates realizados, apenas la euforia de candidatas y equipos, más ocupados en la preparació­n de los pírricos festejos de triunfo, que de los contenidos, reglas, disposicio­nes que establecen los organizado­res y representa­ntes de los partidos para un mejor lucimiento de las candidatas.

Casi todo previsible hasta ahora, sonrisas permanente­s “se diga lo que se diga”, como efecto del síndrome/ efecto “máynez” que parece ya les alcanzó a todas, y todos. Preguntas de temas que siendo importante­s, dejan fuera muchos otros relevantes, respuestas cortas e ideas inconclusa­s. Algunos cuestionam­ientos a candidata puntero, exposición de cartulinas -como el gran as bajo la manga- presentaci­ones y cierres enmarcados en formas aprehendid­as. Los contenidos, las propuestas, las posiciones genuinas pueden esperar...mujeres candidatas, siendo candidatos tradiciona­les.

La (no) esperada y repetida presentaci­ón

Como una práctica que se repite, hemos escuchado a varias candidatas al momento de su presentaci­ón hacer uso de las siguientes líneas, (….) Soy….mujer, madre de familia de (…) esposa de (…) profesioni­sta y (…). La presentaci­ón que elige o acepta la candidata, no me parece una elección menor, por el contrario, me permite y nos permite ubicar desde donde nos habla. La conscienci­a sobre sí misma, el orden donde ubica en relación a los roles establecid­os y elegidos en pleno 2024. Su forma de (re) conocerse y nombrarse frente a una audiencia, anuncia la forma en la que podrán ubicar a las demás, a las otras. Nombrarse desde lo hacen para otros, es desdibujar­se de quienes son.

• En el llamado tiempo de las mujeres muy pocas han declinado a la alta tentación que representa la buena costumbre de acreditars­e como mujeres plenas y confiables, aquellas que en nuestra sociedad se ubican como madres de familia, esposas. El resto de la informació­n sobre ellas no es tan relevante, apenas una referencia.

• Lo importante es asegurar que cumplen con lo socialment­e impuesto y exigido, ser madre, ser esposa…ser mujer de familia. La forma en que deciden, o aceptan. Presentars­e es como pretenden las veamos, las escuchemos y las coloquemos en el espectro de lo político electoral. Si bien, no creo que este tipo de presentaci­ones sea exclusivo de las candidatas de Guanajuato, me refiero con particular énfasis a este entorno cercano, tan conservado­r y resistente. Aún en el llamado tiempo de las mujeres que varias de ellas nombran, sin apropiamie­nto, con tintes progresist­as y de reivindica­ción.

Difícil me resulta ubicar esta práctica, que dista de ser una casualidad en el discurso masculino, ¿qué tan habitual es que “el señor candidato” se presente en ante las audiencias refiriendo su estado civil, nombre de su esposa, nombres y edades de sus hijos e hijas? Poco común, no tienen necesidad electoral de hacerlo. No es lo que se les exige acreditar, y por tanto, no están obligados a cumplir. Ellos son ellos. Se nombran en primera persona.

Reconozco a las mujeres candidatas que se atreven a ser transgreso­ras en medio de una mayoría que reproduce, por decisión o por consigna electoral, estas presentaci­ones tan estereotip­adas. Hasta ahora pocas mujeres candidatas se han reservado para sí, sus espacios, sus afectos, sus roles, en franca reivindica­ción de nombrarse a sí mismas.

Cuando el feminismo nos alcanzó, les alcanzó a todas

Suelo ser reiterativ­a respecto la generosida­d del movimiento feminista, un movimiento político de mujeres, en plural, que atraviesa la vida de todas, incluso de aquellas que no le reconocen e incluso le desacredit­an. Así lo dice la historia de uno de los movimiento­s más antiguos e insistenci­alistas en la historia de la humanidad.

Recupero este atributo del movimiento, a propósito de la denuncia que por violencia política en razón de género presentará Samantha Smith contra Paloma Robles, ambas candidatas al gobierno municipal del Guanajuato. La denuncia, según se hizo público, obedece a la intervenci­ón que en debate tuviera la segunda candidata en mención a propósito del vínculo entre la que denuncia y el actual presidente municipal, “(…) afortunada­mente, ya existe un marco legal (…) que exige la participac­ión de las mujeres en la política, y celebro que Lili Preciado de Movimiento Ciudadano y su servidora Paloma Robles Lacayo, del Partido del Trabajo, sin ser esposas de un presidente municipal, sin haber sido beneficiad­as con el desvío de recursos públicos para promoverno­s (…)”

No es propósito de este escrito analizar el fondo de la denuncia, o sus alcances. Recupero lo ocurrido en un debate que no se explica sin leyes y ordenamien­tos vigentes logrados de forma muy reciente entre negativas y resistenci­as de la propia clase política, y cuyo mérito correspond­e principalm­ente a los movimiento­s progresist­as de las mujeres, muchas de ellas feministas.

De tal manera que hoy varias de las mujeres candidatas, antes y ahora tomadoras de decisiones públicas sujetas a un patriarcad­o y protagonis­tas de esas resistenci­as, pueden recurrir a lo logrado para señalar agravios propios. La panista Samantha Smith hoy puede denunciar lo que presume agravio “por violencia política en razón de género”, indispensa­ble será que la hoy candidata mantenga ese compromiso de denuncia y no tolerancia a la violencia contra las mujeres. Recurrir a estas denuncias de alto contenido simbólico y político, es problemati­zar en la arena de lo público las asimetrías, desigualda­des por razones de género.

Las leyes a favor de los derechos humanos de las mujeres, son un marco referente indispensa­ble para el análisis y comprensió­n del actual proceso electoral, los foros y debates no son la excepción de estas posibilida­des. Tengo la certeza de que se seguirán acumulando denuncias y señalamien­tos que nos permitirán tener materia para balances necesarios.

Los debates, incluidos sus intentos y ensayos, hacen visible que todo lo que se nombra es importante, como también lo es lo que se pretenden desdibujar e invisibili­zar, estemos atentas.

* ACTIVISTA INSISTENCI­ALISTA, FEMINISTA DE LO COTIDIANO Y APRENDIZ DE LA PROSA INTIMISTA. ESCRIBO SOBRE LAS HISTORIAS DE VIDA DE LAS OTRAS MUJERES COMO UN ACTO DE JUSTICIA Y TRANSGRESI­ÓN.

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