Ecos de los debates… desde una mirada feminista
En plena jornada electoral, los debates surgen como espacios que establecen nuevas posibilidades para identificar rostros, formas, conocimientos y otras habilidades de las y los candidatos. Estas posibilidades estarán acotadas por el formato elegido, por los temas, así como la elección los mecanismos de participación ciudadana, y por supuesto, el propio desenvolvimiento que decida el o la candidata, o su equipo, exponer y administrar.
Todo lo anterior, en detrimento o suma de las múltiples posibilidades que se invocan cuando se nombra a los debates como “… aquellos espacios de difusión y confrontación de ideas, programas y plataformas que se realizarán únicamente durante las campañas electorales con la participación de las candidaturas a un mismo cargo de elección popular, bajo un formato previamente establecido”, así definidos en documento denominado Reglas de operación de los debates electorales 2023- 2024. En el apartado introductorio del mismo se puede leer “…son una herramienta por la que la ciudadanía conoce, contrasta y analiza las ideas, propuestas y plataformas políticas (…) para emitir un voto consiente e informado (…)”. En las realidades concretas, la distancia entre los deseable y lo realizable, tiene variaciones importantes.
En el llamado tiempo de las mujeres la participación de las candidatas es uno de los temas principales e ineludibles al momento de realizar análisis y balances de estos foros, que en términos generales, siguen siendo de formatos acotados, poco disruptivos y un tanto monótonos para la expectativa que se sigue previendo cuando se invoca ¡ojala sea un gran debate entre mujeres! Sin diálogos e interacción, exposición y réplica poco margen dan para la proyección de la personalidad estadista de las candidatas.
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Debates, sin debates. Confrontaciones que sustituyen exposiciones. Alianzas y complicidades que se confirman. Tiempos cortos para exposiciones, temas parcial o nulamente abordados y una agenda de temas acotada. Una selección que (pre) ocupa si la pensamos en un ejercicio histórico comparado con los temas elegidos en otros momentos para los candidatos, para los hombres- candidatos que pueden abordar todos los temas, los complejos, los de profundidad y hasta los imposibles de resolver. Para ellas, solo algunos en sustitución de otros, que siendo relevantes aparecen justo ahora que ellas debaten.
Una vez que concluya en proceso electoral y los debates propios de estos tiempos, sin duda deberá de ser motivo de evaluación, y en su caso confirmación, el sesgo de género que pudieron contener la agenda de temas elegidos. En el caso concreto del 1er debate entre candidatas a la gubernatura convocado por COPARMEX-León, apenas la semana pasada, ese sesgo en agenda de temas y preguntas aleatorias me resulta una legitima duda, no creo ser la única con esta suspicacia.
Hasta ahora, no existe el consenso sobre los grandes resultados en los debates realizados, apenas la euforia de candidatas y equipos, más ocupados en la preparación de los pírricos festejos de triunfo, que de los contenidos, reglas, disposiciones que establecen los organizadores y representantes de los partidos para un mejor lucimiento de las candidatas.
Casi todo previsible hasta ahora, sonrisas permanentes “se diga lo que se diga”, como efecto del síndrome/ efecto “máynez” que parece ya les alcanzó a todas, y todos. Preguntas de temas que siendo importantes, dejan fuera muchos otros relevantes, respuestas cortas e ideas inconclusas. Algunos cuestionamientos a candidata puntero, exposición de cartulinas -como el gran as bajo la manga- presentaciones y cierres enmarcados en formas aprehendidas. Los contenidos, las propuestas, las posiciones genuinas pueden esperar...mujeres candidatas, siendo candidatos tradicionales.
La (no) esperada y repetida presentación
Como una práctica que se repite, hemos escuchado a varias candidatas al momento de su presentación hacer uso de las siguientes líneas, (….) Soy….mujer, madre de familia de (…) esposa de (…) profesionista y (…). La presentación que elige o acepta la candidata, no me parece una elección menor, por el contrario, me permite y nos permite ubicar desde donde nos habla. La consciencia sobre sí misma, el orden donde ubica en relación a los roles establecidos y elegidos en pleno 2024. Su forma de (re) conocerse y nombrarse frente a una audiencia, anuncia la forma en la que podrán ubicar a las demás, a las otras. Nombrarse desde lo hacen para otros, es desdibujarse de quienes son.
• En el llamado tiempo de las mujeres muy pocas han declinado a la alta tentación que representa la buena costumbre de acreditarse como mujeres plenas y confiables, aquellas que en nuestra sociedad se ubican como madres de familia, esposas. El resto de la información sobre ellas no es tan relevante, apenas una referencia.
• Lo importante es asegurar que cumplen con lo socialmente impuesto y exigido, ser madre, ser esposa…ser mujer de familia. La forma en que deciden, o aceptan. Presentarse es como pretenden las veamos, las escuchemos y las coloquemos en el espectro de lo político electoral. Si bien, no creo que este tipo de presentaciones sea exclusivo de las candidatas de Guanajuato, me refiero con particular énfasis a este entorno cercano, tan conservador y resistente. Aún en el llamado tiempo de las mujeres que varias de ellas nombran, sin apropiamiento, con tintes progresistas y de reivindicación.
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Difícil me resulta ubicar esta práctica, que dista de ser una casualidad en el discurso masculino, ¿qué tan habitual es que “el señor candidato” se presente en ante las audiencias refiriendo su estado civil, nombre de su esposa, nombres y edades de sus hijos e hijas? Poco común, no tienen necesidad electoral de hacerlo. No es lo que se les exige acreditar, y por tanto, no están obligados a cumplir. Ellos son ellos. Se nombran en primera persona.
Reconozco a las mujeres candidatas que se atreven a ser transgresoras en medio de una mayoría que reproduce, por decisión o por consigna electoral, estas presentaciones tan estereotipadas. Hasta ahora pocas mujeres candidatas se han reservado para sí, sus espacios, sus afectos, sus roles, en franca reivindicación de nombrarse a sí mismas.
Cuando el feminismo nos alcanzó, les alcanzó a todas
Suelo ser reiterativa respecto la generosidad del movimiento feminista, un movimiento político de mujeres, en plural, que atraviesa la vida de todas, incluso de aquellas que no le reconocen e incluso le desacreditan. Así lo dice la historia de uno de los movimientos más antiguos e insistencialistas en la historia de la humanidad.
Recupero este atributo del movimiento, a propósito de la denuncia que por violencia política en razón de género presentará Samantha Smith contra Paloma Robles, ambas candidatas al gobierno municipal del Guanajuato. La denuncia, según se hizo público, obedece a la intervención que en debate tuviera la segunda candidata en mención a propósito del vínculo entre la que denuncia y el actual presidente municipal, “(…) afortunadamente, ya existe un marco legal (…) que exige la participación de las mujeres en la política, y celebro que Lili Preciado de Movimiento Ciudadano y su servidora Paloma Robles Lacayo, del Partido del Trabajo, sin ser esposas de un presidente municipal, sin haber sido beneficiadas con el desvío de recursos públicos para promovernos (…)”
No es propósito de este escrito analizar el fondo de la denuncia, o sus alcances. Recupero lo ocurrido en un debate que no se explica sin leyes y ordenamientos vigentes logrados de forma muy reciente entre negativas y resistencias de la propia clase política, y cuyo mérito corresponde principalmente a los movimientos progresistas de las mujeres, muchas de ellas feministas.
De tal manera que hoy varias de las mujeres candidatas, antes y ahora tomadoras de decisiones públicas sujetas a un patriarcado y protagonistas de esas resistencias, pueden recurrir a lo logrado para señalar agravios propios. La panista Samantha Smith hoy puede denunciar lo que presume agravio “por violencia política en razón de género”, indispensable será que la hoy candidata mantenga ese compromiso de denuncia y no tolerancia a la violencia contra las mujeres. Recurrir a estas denuncias de alto contenido simbólico y político, es problematizar en la arena de lo público las asimetrías, desigualdades por razones de género.
Las leyes a favor de los derechos humanos de las mujeres, son un marco referente indispensable para el análisis y comprensión del actual proceso electoral, los foros y debates no son la excepción de estas posibilidades. Tengo la certeza de que se seguirán acumulando denuncias y señalamientos que nos permitirán tener materia para balances necesarios.
Los debates, incluidos sus intentos y ensayos, hacen visible que todo lo que se nombra es importante, como también lo es lo que se pretenden desdibujar e invisibilizar, estemos atentas.
* ACTIVISTA INSISTENCIALISTA, FEMINISTA DE LO COTIDIANO Y APRENDIZ DE LA PROSA INTIMISTA. ESCRIBO SOBRE LAS HISTORIAS DE VIDA DE LAS OTRAS MUJERES COMO UN ACTO DE JUSTICIA Y TRANSGRESIÓN.