LA FRUSTRACIÓN TODAVÍA DOMINA EL ESCENARIO
Una de las circunstancias que mantienen este sentimiento es la falta de consecuencias a grupos minoritarios como la CNTE.
Es muy triste reconocerlo, pero hay muchísimos mexicanos que viven la frustración de que en este país simplemente las cosas no funcionan. Por un lado, tenemos innumerables expresiones públicas de la Secretaria de Gobernación, en el sentido de que se tiene que privilegiar el diálogo, ante la situación tan conflictiva que presentan los miembros de la CNTE. El diálogo, dicho sea de paso, no ha dado ningún resultado después de varios meses. La razón de este fracaso es que la CNTE no tiene, ni nunca ha tenido, el más mínimo interés en dialogar. Después de tantas idas y venidas siguen pidiendo lo mismo: que se derogue la Reforma Educativa y que se les regresen sus privilegios de poder y, por supuesto, los económicos. Al final para ellos todo es un tema de poder y dinero y quizás lo segundo sea lo más importante.
Por otro lado, la Presidencia de la República, dice estar dispuesta a poner orden usando la fuerza pública. La pregunta aquí es: ¿qué más tiene que suceder?, ¿no es suficiente el daño que han causado los rijosos a la población y a la economía de amplias zonas del país, incluyendo la ciudad capital? ¿Qué más tendremos que ver? ¿Qué le prendan fuego a Palacio Nacional?
Para la mayoría de los mexicanos de a pie infringir la ley sí tiene consecuencias. Pero me cuestiono, ¿por qué para los de la CNTE esta ley no aplica?
Todo lo anterior y más es lo que tiene a muchísimos mexicanos, y me incluyo en este grupo, frustrados.
Una de las cosas que más me preocupa de lo que estamos viviendo, es que nos vayamos a acostumbrar a vivir así y pensar que esto es normal. Espero fervientemente que eso no suceda. Antes tenemos que hacer oír nuestras voces, levantar la mano y exigir a nuestros gobernantes que actúen y dejen de ser complacientes. En algún artículo anterior escribí que aplaudo la paciencia, pero que la complacencia es signo de debilidad y de derrota.
El lector preguntará, ¿por qué si soy un analista económico opino sobre estos temas? La razón es muy fácil, para que la economía se comporte en forma adecuada uno de los principales ingredientes es que la actitud de la fuerza de trabajo en concordancia con el capital, sean positivas. En un país donde te sientes inseguro, donde tus derechos son pisoteados por minorías a las que el gobierno se niega a meter al orden, y donde domina la corrupción y la impunidad, es muy difícil que se eleve la productividad y que la gente, sobre todo los jóvenes, vivan con entusiasmo. Por lo anterior, de vez en cuando abordo estos temas, pues al final, sí tienen injerencia en lo económico.