El gran escape
Los inversionistas migran a los mercados emergentes, no por el posible crecimiento en esos países, sino por el estancamiento en los desarrollados.
Cuando los mayores gestores de fondos del mundo cambian su opinión sobre la parte que comprende la mitad de la economía mundial, es momento de hacer caso. Eso es lo que BlackRock, el gestor de 4,700 millones de dólares (mdd), hizo este año. Aunque tuvo una opinión negativa respecto a los mercados emergente, ahora es su porrista.
Sergio Trigo Paz, director de gestión de cartera de renta fija de mercados emergentes de BlackRock, habla de “una gran migración” de grandes inversionistas internacionales que se alejan del crecimiento estancado y las tasas de interés negativas del mundo desarrollado, hacia las economías que resurgen y los atractivos rendimientos de los emergentes.
“Estos no son grupos tácticos”, dice. “Son fondos de pensiones, fondos de riqueza soberana. Los grandes, grandes nombres empiezan a moverse”.
Está lejos de quedar claro si esto indica un cambio fundamental de la suerte de la economía real de los mmercados emergentes. Representan 52% de la producción económica mundial que se calcula en términos de paridad de poder adquisitivo y 38% en términos nominales, así que la respuesta es muy importante para la economía global. Si realmente cambian para mejorar, pueden ofrecer un nuevo motor de crecimiento para un mundo enfermizo.
Los pronósticos de crecimiento más recientes del Fondo Monetario Internacional ( FMI) ofrecen algo de optimismo. Se espera que el ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en los mercados emergentes aumente cada año durante los próximos cinco años, mientras que el mundo desarrollado se estanca.
“El año pasado, todo era penumbra”, dice Peter Kinsella, director de investigación de mercados emergentes de Commerzbank. “Pero los mercados emergentes en su conjunto están a punto de publicar su mayor crecimiento de PIB en cuatro años”.
Empujar y jalar
Hay partes del mundo emergente que muestran señales genuinas de fortaleza económica, entre ellos están Polonia y la República Checa en Europa, México en América Latina, y Vietnam, Filipinas, India, Sri Lanka, Bangladesh, incluso Pakistán. Esto en parte porque los gobiernos mejoran las finanzas públicas y algunos, en especial México e India, se embarcan en ambiciosos programas de reformas.
Este alto grado de optimismo es real, pero quedan grandes interrogantes sobre esta clase de activos, en la forma de la política monetaria de la Reserva Federal de EU, la acumulación de deuda creciente de China, y la aún infructuosa búsqueda de las economías emergentes por un modelo de crecimiento para sustituir el auge de las materias primas y el impulso del crédito de los primeros 12 años de este siglo.
“El pensamiento de la vieja escuela era que los emergentes tenían un gran crecimiento, pero mucho riesgo y que la seguridad estaba en lugares como el Reino Unido”, dice Anthony Cragg, gerente de cartera de Wells Fargo Asset Management. “Los acontecimientos de las últimas semanas ( después del Brexit) hicieron que la gente empezara a reconsiderar la idea”.
El golpe del Brexit
El salto del Reino Unido, las elecciones de EU, Francia y Alemania en los próximos 12 meses y los ataques terroristas hicieron que el mundo desarrollado no se considere tan seguro.
Los mercados desarrollados también se volvieron menos confiables como fuente de crecimiento y de retornos de inversión, especialmente para los gestores de fondos de pensiones del sector