Bimbo, la mexicana más ética
Bimbo es la primera mexicana en entrar al ranking de las empresas más éticas del mundo, justo cuando el “bien hacer” está divorciado de instituciones públicas y privadas.
¿ Qué es ser ético en 2017? ¿Qué es tomar decisiones sobre lo correcto o lo que se debe hacer en medio de una época donde se impone la posverdad, donde los ‘ lord’ y las ‘ lady’ copan con casos de impunidad y corrupción las redes sociales? ¿Qué significa actuar con integridad cuando los casos de escándalos financieros ocupan los titulares de los medios junto a los excesos y la opacidad de políticos sin escrúpulos?
Porque sin dudas, la ética es la cara opuesta de la corrupción.
En medio de este panorama sombrío, hace unas semanas Grupo Bimbo sorprendió al anunciar que es la primera empresa mexicana en ingresar al listado de World’s Most Ethical Company 2017, un ranking que desde hace 11 años realiza The Ethisphere Institute. Este año, la mayor panificadora del mundo se cuela en una lista de 124 empresas de 19 países y 52 industrias.
“En el caso de México y Latinoamérica basamos nuestra metodología en el sistema de leyes y sistemas regulatorios de EU, que se refieren a gobernabilidad, transparencia, cultura, etc. La razón por la que vemos menos empresas de países como México en la lista es porque, históricamente, no habían adoptado una gobernanza abierta, la diversidad y la medición de su cultura. En México no se han apropiado por completo de estos valores a diferencia de otros países”, dice Tim Erblich, CEO del Ethisphere Institute desde su oficina en Scottsdale ( Arizona). Antes de presidir este centro, fue responsable de Servicios de Gobernanza en la Bolsa de Nueva York.
¿Qué hace a una empresa ética? La fórmula que crearon en este think tank se basa en un “cociente ético” que pondera: 35% de ética y cumplimiento;
ciudadanía corporativa y responsabilidad (20%); cultura ética (20%); gobernabilidad (15%) y liderazgo, innovación y reputación (10%).
“Ser ético implica actuar siempre de una manera íntegra y con una visión social. Es la forma en la que contribuimos a la sustentabilidad, buscando el bienestar para las siguientes generaciones. Desde nuestros orígenes, los fundadores tuvieron la visión clara de qué tipo de empresa querían crear, en la que la persona fuese el centro de su filosofía”, explica desde su oficina en Santa Fe, Daniel Servitje, hijo del fundador de la empresa (Lorenzo Servitje) y actual presidente y director general.
Hace unos meses la consultora PWC y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) lanzaron un informe conjunto sobre el impacto de la corrupción en los negocios en México. Según el estudio, una de cada cinco organizaciones en el país fue víctima de corrupción y soborno en los últimos dos años; 90% de los CEO’s considera que la corrupción es la principal amenaza para sus negocios en un país que es considerado por la Ley de Estados Unidos contra Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés) como el número uno en actos de corrupción en toda Latinoamérica (14 casos sancionados de 59 investigados en toda la región).
Y la corrupción es precisamente la negación de la ética.
¿Es lo mismo ser ético en otros países que en México, donde hasta el primer mandatario afirma que “la corrupción es cultural”?
“Cuando una empresa cuenta con una política clara en materia de integridad y anticorrupción, en la que está claramente estipulada la forma de relacionarse con diferentes actores tanto del sector público como privado a nivel global, no hay margen para desviaciones de ningún tipo, independientemente del mercado que se trate”, afirma Servitje.
Entre el ser y el parecer
Basta entrevistar a Alexandra Hass, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación ( Conapred) para asomarse a un mundo mucho menos prístino que el que analiza el Ethisphere Institute. La enorme lista de casos de empresas nacionales y multinacionales, pequeñas y grandes que han sido denunciadas por prácticas poco éticas ( desde despedir a empleadas embarazadas o discriminar a ejecutivos por su religión o estado civil) que es importante entender la postura del Consejo ante los valores éticos que se necesita permear en el sector privado.
“La responsabilidad empresarial, desde el prisma de la no discriminación, debe ser el compromiso de los actores productivos con una cultura de la inclusión y el reconocimiento; que convierta a los lugares de trabajo en espacios seguros y libre de discriminación, donde las personas se sientan cómodas para expresar sus identidades y donde perciban que sus decisiones personales serán respetadas y no constituirán un condicionamiento para su permanencia o ascenso laboral”, dice Hass.
Para Tim Erblich, de Ethisphere Institute, el hecho de sumar a Bimbo (“que está haciendo cosas interesantes e innovadoras”) es una manera de fomentar la diversidad, la transparencia y la gobernabilidad abierta entre las demás empresas mexicanas.
“Una de las cosas que tomamos en cuenta a la hora de evaluar a las empresas es el grado de diversidad del equipo directivo. Hoy es importante que en los equipos directivos hay 30% de diversidad, aunque muchas empresas no cumplen ni con 10%”, agrega Erblich.
¿ Cómo traslada Bimbo el valor tan etéreo como es la ética a una organización con cerca de 130,000 empleados en 22 países diferentes? “La promoción de la integridad forma parte esencial de nuestro proceso de formación y desarrollo de jefatura. A través de nuestro Curso del Líder, que llevamos a cabo en todas las organizaciones buscamos que nuestros jefes comprendan y vivan la filosofía de la empresa, actuando con ética en todo momento”, agrega el CEO de Bimbo.
Business are business
Ser una empresa ética con ejecutivos que tienen clara la importancia de tomar decisiones correctas y en sintonía con su comunidad, tiene sus recompensas y el Ethisphere Institute lo mide, como una manera de volver palpable un término tan complejo como es la ética (ver gráfica).
De hecho, a nivel global mientras en 2001 solo 34% de las escuelas de negocios exigían a sus alumnos tomar alguna asignatura relacionada con ética o responsabilidad social corporativa, ahora es 79%.
“Según diversos estudios, la incorporación de estándares de derechos humanos y no discriminación en las empresas con una actitud ética, crea un ambiente de confianza y seguridad que se refleja en las inversiones nacionales e internacionales, y también en las relaciones armónicas entre sindicatos, personas empleadoras y empleadas”, agrega Alexandra Hass.
Uno de los libros más vendidos tras la crisis financiera de 2008 en EU fue A Force for Good: How Enlightened Finance can Restore Faith in Capitalism ( Una fuerza para el bien: cómo las finanzas con conciencia pueden restaurar la fe en el Capitalismo), del consultor John Taft. Es una buena colección de entrevistas sobre cómo se rompió la confianza después de los escándalos que derivaron de la “creatividad financiera” y la corrupción, y lo difícil que es reconstruir la ética en los negocios. Y hay una frase reveladora, de un directivo del Center for Ethical Business Cultures: “uno no puede legislar la integridad. Ella debe venir de dentro de la corporación. Requiere de un liderazgo con los más altos estándares éticos”.
En tiempos donde nadie confía en nadie (ni en políticos, ni en activistas, ni en empresarios) habrá que volver a las bases de las primeras responsabilidades de cada uno, desde su propio negocio de entender qué es y porque al final sí paga hacer las cosas bien.
“Bimbo es una empresa muy bien vista tanto por el público como por los colaboradores con méritos propios y reconocidos. Creo que hay más empresas en México que podrían calificar por su ética corporativa, tema que se incluye en la calificación de RSE del CEMEFI” Manuel Arango, fundador y presidente honorario del Centro Mexicano para la Filantropía.