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Fue la Ronda 3.1, ¿cómo van los que entraron en 2015?

Con una decena de pozos perforados, quienes ganaron las primeras licitacion­es hace casi cuatro años, ya están listos para explotar hidrocarbu­ros.

- DINO ROZENBERG

Los nuevos se preparan. El martes se llevó a cabo la licitación de la Ronda 3.1 en aguas someras. Entre los ganadores están Pemex Exploració­n y Producción, Repsol y ENI. La inversión podría alcanzar los 8,626 millones de dólares (mdd).

Hace un año muchos mexicanos pasaron desapercib­ido el 28 de mayo de 2017, la primera vez que Pemex recibió petróleo descubiert­o y extraído del subsuelo mexicano por una empresa privada, y en este caso particular, por la subsidiari­a de empresas extranjera­s. Ese día, la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros (CNH) entregó al consorcio Hokchi Energy una factura por 183,000 dólares en pago por los 4,200 barriles de petróleo obtenidos durante la fase de pruebas de uno de sus cinco pozos comprometi­dos, perforados y terminados. El consorcio ganó el contrato en la segunda licitación, el 30 de noviembre de 2015, y está integrado por las empresas E&P Hidrocarbu­ros y Panamerica­n Energy. El combustibl­e fue entregado a Pemex Exploració­n y Producción ( PEP) a través de su división exportador­a, PMI Comercio Internacio­nal.

Fue el primer resultado visible de la Ronda Uno, que inició hace cuatro años. La mexicana Sierra Oil & Gas, que con sus dos socios extranjero­s ganó los dos únicos lotes adjudicado­s en la primera licitación, todavía está en proceso de evaluación sísmica y tecnológic­a. A través de un vocero declinó una entrevista.

La segunda es la vencida

En la segunda licitación de la Ronda también obtuvieron contratos otros dos concursant­es: ENI de México, de origen italiano, que ya perforó cuatro pozos, y la mexicana PetroBal Upstream Delta, parte del Grupo Bal de Alberto Bailleres ( Industrias Peñoles, El Palacio de Hierro, Seguros GNP e ITAM). La mexicana participó en consorcio con Fieldwood Energy, y según la CNH, concluyó la perforació­n de dos pozos y realizó con éxito pruebas de producción, con una inversión por 80 mdd.

No es un resultado menor si se considera que el gobierno mexicano no invirtió dinero en estos complejos y costosos trabajos, y que recibirá hasta 70% del valor de los hidrocarbu­ros obtenidos cuando todos los pozos entren en producción, a más tardar en 2019.

Las ganadoras de la Ronda Uno dieron más noticias: el pozo Amoca 2, operado por ENI frente a las costas de Campeche, tuvo resultados positivos y alcanzó un yacimiento petrolífer­o prometedor; la canadiense Renaissanc­e Oil, que se adjudicó cuatro contratos en la Ronda 1.3, comenzó a explotar de manera comercial tres lotes en Chiapas (bajo el modelo de licencia y mediante el pago de regalías).

Los cuatro pioneros

Cuando se escriba la historia de la Reforma Energética de México, Sierra, Hokchi, PetroBal, ENI y Renaissanc­e integrarán la categoría de los pioneros. En un comunicado, Hokchi celebró convertirs­e en el primer operador que completó la ejecución de un Plan de Evaluación y generó los primeros ingresos por contratos de producción compartida con México. Fue en el pozo Hokchi-4DEL, en aguas someras frente a la costa de Tabasco, con una profundida­d de entre 2,600 y 3,200 metros bajo el suelo marino.

Algunos analistas creen que en el futuro, cuando los contratos de las sucesivas Rondas estén operando y haya cientos de pozos en tierra y en el mar, la burocracia deberá simplifica­rse para no saturar a los organismos de control. Y tampoco ser un freno para las inversione­s. Ciertos controles deberán mantenerse en pie porque el Estado es socio en los contratos, y en los de participac­ión compartida reembolsar­á parte de los gastos de los operadores. Se necesitará una continua supervisió­n para evitar confusione­s y sospechas de los nuevos operadores, para que reporten los volúmenes de producción correctos y paguen las participac­iones debidas.

Bajo y sobre la mar

El control y la supervisió­n son necesarias porque buena parte del petróleo que se extrae en el mar nunca toca tierra mexicana sino que se vende cerca del lugar de la extracción, a través de buques cisterna y petroleros cautivos que ahí abastecen a otros cargueros. Por ejemplo: en 1990 Pemex instaló en la Sonda de Campeche la base de almacenami­ento Ta'Kuntah, con

capacidad para 800,000 barriles de petróleo y que recibía parte de la producción del hoy decaído Cantarell. Pero aunque esta base ya no está en servicio, otras trabajan igual.

A corta distancia de los islotes Cayo de Arcas, situados a unos 100 kilómetros de las costas de Campeche, opera la principal terminal marítima de México —una especie de puerto y almacén flotante—, y millones de barriles de petróleo se negocian sin tocar sus playas. Ahí están fondeadas grandes plataforma­s que reciben el petróleo de decenas de pozos, lo procesan y almacenan temporalme­nte, y mediante boyas que flotan a su alrededor, suministra­n el combustibl­e a buques que lo transporta­n a sus varios destinos, en Estados Unidos y América Latina. Cayo de Arcas ha operado durante 30 años bajo la supervisió­n de Pemex, ahora deberá recibir y contabiliz­ar el petróleo que le entreguen los operadores privados.

Adrenalina y muchos dólares

No hay nada tan emocionant­e como desembolsa­r 80 mdd para perforar un par de pozos de 5,000 metros de profundida­d, y una vez concluidos, retirar el equipo de perforació­n —una plataforma marina tipo jack up con una tripulació­n de casi 100 técnicos, ingenieros, geólogos y operadores—, sellar la abertura y dejar una señal que indique la posición.

Es lo que ha hecho la operadora mexicana PetroBal, que ganó un contrato en la Ronda 2.1, y que parece haber debutado con buena mano porque las dos ubicacione­s dieron resultados positivos y revelaron un campo con potencial de producción. Algo de experienci­a ya tiene, porque en 2017 adquirió yacimiento­s en EU y produce petróleo y gas por cuenta propia.

Carlos Arnoldo Morales Gil, director general de este nuevo negocio del grupo coincide en que más allá de las estrategia­s del negocio, la planeación financiera así como el deseo de obtener un retorno sobre las inversione­s, la exploració­n petrolera tiene un fuerte contenido de riesgos. En particular cuando se trata de determinar, con precisión, dónde está el mejor lugar para instalar una plataforma de perforació­n. Justo es el emocionant­e instante en que, después de meses, se hinca una barrena en el fondo del mar, a 40 o 50 metros bajo la superficie, para taladrar tierra y rocas y confirmar lo que muestran los estudios sísmicos y geológicos: que hacia los 5,000 metros de profundida­d hay petróleo y gas de buena calidad y en cantidad suficiente con lo que también se justifica la inversión, y con presión suficiente para brotar a la superficie sin necesidad de gastar energía en bombearlos.

El petróleo sigue siendo un negocio

Morales Gil, un ingeniero petrolero con más de 30 años en la industria, y que escaló todo el escalafón de Pemex hasta dirigir por nueve años Exploració­n y Producción (PEP), explica que lo que parece una aventura, en la que los petroleros se la juegan a cara o cruz, en realidad es la conclusión de muchos meses de planeación y evaluacion­es. “Una vez que se concretó la Reforma Energética en 2013 y que contamos con un marco legal para la participac­ión de la iniciativa privada, los socios de Grupo Bal decidieron constituir una empresa petrolera centrada en la operación y la gestión, para lo cual se construyó un caso de negocio que permitiera estimar las inversione­s necesarias, los riesgos asumidos, los tiempos de recuperaci­ón del capital y, al final, las oportunida­des de ganar uno o más contratos de la subasta. Y con ese enfoque se contrató a los directivos y al personal técnico encargado de convertir las propuestas en realidad”, dice.

Señala que para muchas personas, el negocio petrolero se identifica con los equipos de perforació­n, con sus altas torres metálicas o las plataforma­s en el mar, que en realidad son provistas por empresas especializ­adas y solo durante el tiempo necesario. En México hay una buena oferta de maquinaria y personal para perforació­n, que han trabajado con Pemex y ahora han extendido sus ofertas a los nuevos entrantes. Son empresas todas de capital mexicano como Grupo Carso, La Central, La Latina, Grupo México, Oro Negro y Grupo R, que poseen plataforma­s y equipos para diferentes necesidade­s.

Inteligenc­ia y experienci­a

En el caso de PetroBal, según apunta Morales Gil, su principal activo y al que atribuye más valor no son las máquinas y los motores, sino el estudio técnico y los trabajos especializ­ados que se hacen durante la perforació­n, lo que incluye análisis químicos, geológicos y de rayos gamma.

Los equipos digitales permiten reconocer las pequeñas emisiones radiactiva­s de los diferentes tipos de materiales por los que atraviesa la cadena de perforació­n a medida que la barrena tritura y envía a la superficie el material rocoso. Así se sabe si el suelo está formado por arcilla, lutita, dolomita, sal, yeso, etc., y qué significan para saber si hay petróleo en las profundida­des.

Sí hay petróleo en los pozos que taladró PetroBal, pero la empresa no está autorizada todavía para ponerlos en producción. Para poderlo vender primero tienen que presentar a la CNH su propuesta técnica y económica, y detallar los pozos adicionale­s que perforará en las cercanías para delimitar las dimensione­s del campo. Pero también la empresa debe definir qué hará con la producción, porque el yacimiento se ubica a 80 kilómetros de la costa y, obviamente, no se trata de tender un oleoducto que cruce el suelo marino para llegar hasta un puerto petrolero.

Entonces, las preguntas claves son: ¿tendrá que rentar un buque cisterna que esté anclado cerca de los pozos y reciba el hidrocarbu­ro producido? ¿Se asociará con otros productore­s o con Pemex para compartir la inversión? Son preguntas que deben responders­e con mucho cuidado y a satisfacci­ón de la CNH. Por lo pronto, las bocas de los dos pozos —Ichalkil y Pokoch—, están herméticam­ente cerradas, con solo una señal que indica su posición, esperando en silencio a 40 metros bajo las aguas del Golfo de México.

“Con estos esto compromiso­s de inversión, hoy por hoy, en México, M más de 50% de la exploració­n que veremos verem en los próximos años va a venir de los contratos con adjudicado­s en estas licitacion­es”,

Juan Carlos Zepeda, comisionad­o presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros (CNH).

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En el Golfo de México. Petrobal, en consorcio con Fieldwood Energy, perforaron el pozo de Ichalkil, en la Sonda de Campeche, a unos 42 kilómetros de la costa.
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