EL POPULISMO SOLO SIRVE PARA ENGAÑAR
Este sistema ofrece bienestar efímero y pobreza eterna para combatirlo hay que eliminar la corrupción e implantar políticas públicas para todos.
Todos los países están sujetos a que líderes populistas traten de tomar el poder engañando a la gente. Por supuesto, los más expuestos son aquellos en los cuales las diferencias entre los que tienen mucho y los que tienen poco son muy grandes, y esta condición se presenta cada vez con más frecuencia en este mundo globalizado.
No cabe duda que, en lo general, la globalización ha traído como consecuencia que los pueblos — casi todos— vivan mucho mejor en la actualidad que hace 50 años. La salud medida como la esperanza de vida, ha aumentado; la pobreza extrema ha disminuido; tristemente hay hambruna en algunos lugares del mundo, pero mucho menos que hace cinco décadas. Se puede decir que la población mundial vive bastante mejor que antes, aunque todavía quedan muchísimos rezagos.
También es cierto que la brecha entre ricos y pobres se ha abierto enormemente, y eso es lo que alimenta a los populistas para la confrontación; el mundo moderno globalizado tiene que enfrentar ese reto e implementar los mecanismos necesarios para que esas diferencias, que en ocasiones llegan a ser insultantes, empiecen a disminuir.
La clave es tener políticas fiscales más justas, que apoyen la educación en todos sus ámbitos y permitan un mayor y mejor acceso a las oportunidades que la propia globalización ofrece. El cambio implica tener políticas sociales efectivas que permitan a las mayorías poder tener acceso a mejores niveles de vida, sin tener que conformarse con el estatus quo en el que viven.
Las enormes diferencias con las que vivimos hoy día, no se combaten quitándoles a unos para dárselo a los otros; las diferencias se acortan cuando a los que no tienen se les dan las mismas plataformas de educación, salud, que tienen los más privilegiados, y esto que suena muy sensato, implica una enorme transformación en la política social de las naciones.
Cuando la gente sepa que en su futuro habrá enormes oportunidades y que contará con los medios, principalmente educativos, para alcanzarlas, en ese momento dejará de ser víctima del engaño de los populistas.
El populismo es un gran artificio, pero resulta atractivo para aquellos que renunciaron desde hace mucho, a la posibilidad de mejorar; tristemente, el sistema es corresponsable de ese desánimo al no haber podido responder justamente a los reclamos de la sociedad, máxime cuando ese sistema está contaminado con una enorme corrupción.
Tenemos que luchar contra el populismo, porque ofrece bienestar efímero y pobreza eterna, pero también tenemos que cambiar el sistema eliminando la corrupción e implantando políticas públicas que garanticen que las oportunidades serán para todos y no solo para unos cuantos.