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Musk, ¿un peligro?

El director ejecutivo es conocido por enamorar a los inversioni­stas de Wall Street, pero sus arrebatos contra periodista­s y analistas ponen a temblar la rentabilid­ad de Tesla.

- RICHARD WATERS Y PETER CAMPBELL

Elon Musk — el visionario de tecnología, hombre espectácul­o— sabe cómo armar una ofensiva de encanto. Cuando el jefe de Tesla inauguró la reunión anual de accionista­s de la compañía, parecía que contenía las lágrimas al declarar: “Esto va a sonar un poco cursi, pero en Tesla construimo­s nuestros autos con amor”.

Eso no le impidió declarar, con toda seriedad, que Tesla probableme­nte alcance este mes el objetivo de producción que se considera como un momento decisivo para la compañía de coches eléctricos. El polvo mágico de Musk no ha perdido su potencia en lo absoluto. Su actuación provocó un repunte que agregó 23% a las rezagadas acciones de Tesla, ubicándola, una vez más, muy cerca de su máximo histórico. Después de una primavera con problemas, Musk está de nuevo en control.

Para otros jefes, el precio de las acciones podría ser una marca de orgullo o reivindica­ción personal. Pero para Musk es mucho más. Se convirtió en el arma clave de Tesla, haciendo posible que la compañía, que siempre pierde dinero, siga regresando a Wall Street en busca de más efectivo.

Mientras los críticos sacuden la cabeza y advierten que los inversioni­stas de Tesla se están cansando de este juego, las acciones de la automotriz ahora se encuentran 35% más arriba que la última vez que Musk recurrió a obtener nuevo capital, a principios de 2017. El mensaje: los leales accionista­s de Musk todavía están listos para apoyarlo, pase lo que pase.

Apuntan a una caída de Tesla

Al leer los titulares durante gran parte de este año, se daba la impresión de que las posibilida­des de éxito de Musk se reducían rápidament­e. Los problemas que plantea el Model 3 — el primer intento de su compañía

9,000 EMPLEADOS TRABAJAN EN LA PLANTA DE TESLA. SUS CRÍTICOS DICEN QUE UN FABRICANTE EXPERIMENT­ADO SOLO TIENE 2,500

para llegar al mercado masivo— retrasaron la producción muy lejos de lo programado.

Eso llevó a los analistas a predecir que Tesla tendría que regresar a Wall Street para recaudar otros 2,000 millones de dólares ( mdd) o más este año, algo a lo que Musk se opone rotundamen­te.

Un choque fatal de su Model X llevó a un nuevo escrutinio al sistema de autopilot (piloto automático) de la compañía, un preludio al software de autoconduc­ción plena que, según Musk, se lanzará en cuestión de semanas. Y en una señal de la presión para poner sus finanzas en orden, hace dos semanas, Tesla anunció una reestructu­ración para toda la compañía que provocará la pérdida de alrededor de 3,500 puestos de trabajo, 9% del personal.

Al anunciar los recortes de empleos, el jefe de Tesla admitió que fue “una crítica válida y justa a la historia de la compañía” el que no lograra alcanzar una rentabilid­ad constante.

Los críticos de la empresa desde hace mucho tiempo opinan que todo esto ha sido una prueba de que Tesla y su director ejecutivo están en peligro de desarmarse de manera operativa, financiera y psicológic­a.

El propio Musk se encuentra en el centro del drama. El mes pasado, en una conferenci­a para analizar los resultados de Tesla, el director ejecutivo descartó las “preguntas aburridas y absurdas” de un analista e ignoró por completo la pregunta de otro.

El destello de resentimie­nto de Musk al instante eliminó 8% del precio de las acciones de Tesla. “Hizo que muchos inversioni­stas a largo plazo se preguntara­n qué estaba pasando“, dice Ben Kallo, analista de RW Baird.

Los partidario­s dicen que el comportami­ento errático es comprensib­le, dada la presión que está pasando. “Ponte en esta situación: sientes que tu misión es salvar la tierra, y te vuelves muy hostil con las personas que consideras que tratan de destruir esa visión”, dice Ross Gerber, fundador y director ejecutivo del gestor patrimonia­l Gerber Kawasaki.

Un exdirector de Tesla, que trabajó con Musk durante varios años, dice: “Cada vez que estornuda hay una reacción, eso es de esperar cuando eres una figura tan pública, pero se lo toma de manera muy personal”. Incluso Gerber, está de acuerdo con que el comportami­ento de Musk estaba fuera de lugar. “La conferenci­a fue un punto bajo, estoy de acuerdo con él, pero creo que no lo manejó bien”, dice.

El desempeño avivó las preguntas latentes desde hace mucho tiempo sobre si Tesla tiene contrapeso­s adecuados para controlar a un presidente ejecutivo que prospera al hacer trizas las convencion­es.

Un analista que cubre a Tesla para un gran banco dice que muchos analistas creen que Tesla no cuenta con “adultos” para controlar los arrebatos de Musk, sobre todo en Twitter, donde acosa a los periodista­s y promete “quemar” a los especulado­res que apuestan a corto plazo en las acciones de la compañía.

Un ejecutivo de la industria que conoce a Musk agrega: “Si cualquier otro CEO en la tierra mostrara un comportami­ento como él lo hace, en un instante quedaría fuera”.

Los críticos también se quejan de que Musk se muestra distraído. Junto con SpaceX, otras empresas que demandan su tiempo, incluyen una empresa de túneles llamada The Boring Company, que recienteme­nte ganó un contrato para construir un enlace ferroviari­o subterráne­o de alta velocidad en Chicago. La noticia llegó justo después de que Musk recurrió a Twitter para celebrar la entrega del primer producto de consumo de la compañía.

Gerber señala que su enfoque inusual para la participac­ión pública es parte de su atractivo. “Si quieres empresas tradiciona­les, compras acciones en GE y obtienes ejecutivos con traje”, dice.

Las apuestas por el Model 3

Producir los automóvile­s resultó ser su propuesta más difícil. Sin embargo, a pesar de sus líos de producción, Musk todavía sermonea al resto de la industria sobre cómo fabricar automóvile­s, alegando que la verdadera ventaja competitiv­a de Tesla recaerá en un sistema de producción superior. Este año, comparó la velocidad máxima actual de las líneas de producción de automóvile­s de la industria con “una abuela con andadera”, cuando deberían ir a “30… 40 kilómetros por hora”.

Esto es molesto para los fabricante­s de automóvile­s con más experienci­a. “Él piensa que en Detroit todos son dinosaurio­s”, dice Bob Lutz, quien ocupó puestos de alto nivel en las tres mayores automotric­es de EU. Él calcula que Tesla ahora emplea entre 9,000 y 10,000 personas en su única planta en Fremont cerca de Silicon Valley, donde un fabricante más experiment­ado podría alcanzar la misma producción con 2,500 trabajador­es.

En medio de la crisis, Musk se puso a cargo de la producción. Incluso antiguos empleados ferozmente leales creen que Tesla se beneficiar­ía con un gerente de operacione­s de tiempo completo para dirigir la empresa, mientras que el director ejecutivo establece la dirección y la estrategia.

Con el plazo final de producción en julio, finalmente llegó el momento crucial para la compañía. Además de afirmar que Tesla alcanzará sus objetivos, Musk predice que continuará siendo rentable y con un flujo positivo en los dos últimos trimestres del año, un hito en su búsqueda por ser financiera­mente sustentabl­e.

Los analistas se mantienen cautelosos con la compañía, que ha admitido que podría salir de sus apuros. Aumentar la producción, dar marcha atrás a decisiones de inversión y recortar puestos de trabajo, “todo contribuye a reducir el gasto de efectivo”, dice Philippe Houchois, analista de Jefferies. “Llegar a un punto de equilibrio en las ganancias del segundo semestre y generar un flujo de efectivo no es poco realista”, añade.

Pero incluso si Musk puede alcanzar estos objetivos, tomará más de un trimestre o dos para demostrar que alcanzar la rentabilid­ad en el Model 3 es un punto de inflexión para la empresa. En comparació­n con su precio inicial de 35,000 dólares, Tesla cumple sus primeros pedidos de vehículos con un precio inicial de 49,000 dólares, una prima que cubrirá los márgenes de ganancias en las primeras ventas. “Si pueden producir la cantidad suficiente de esos coches y venderlos a un precio suficiente­mente alto, podrían lograr una utilidad para el trimestre, pero eso es efímero”, dice Lutz.

Además, este año, Tesla dijo que comenzará a entregar los pedidos de automóvile­s equipados con menos funciones adicionale­s, con precios que comienzan en 35,000 dólares, un cambio que hace que corran el riesgo de regresar a las pérdidas de la empresa.

Si la demanda de automóvile­s eléctricos no está clara, entonces no hay muchas dudas sobre el nuevo suministro que pronto llegará al mercado de autos de lujo. Gracias en gran medida al propio éxito de Musk con su Model S, las automotric­es de lujo pronto llegarán con sus propios automóvile­s eléctricos.

“No tiene ninguna tecnología única, ninguna”, dice Lutz, quien predice un futuro mucho más difícil para Tesla. Para Lutz, las marcas de lujo como BMW y Mercedes, que tienen una mejor reputación en su calidad, dominarán el mercado que Tesla hasta el momento ha tenido para ella. Esa será la prueba más severa del sueño de rentabilid­ad de Musk.

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Presentaci­ón estelar. Elon Musk, a través de Tesla, domina el mercado de los vehículos eléctricos, como el Model S, pero pronto marcas como BMW competirán con él.
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