El oro negro de las emisiones
La donación de ExxonMobil a la campaña por el impuesto al carbono, hace que la empresa sea el primer partidario del plan en EU.
La empresa petrolera estadounidense donará 1 millón de dólares (mdd) a una campaña en Estados Unidos ( EU) para abordar la amenaza del cambio climático mediante la introducción de un impuesto al carbono, que devolvería los ingresos al público en pagos de dividendos.
Es la primera gran compañía petrolera que apoya la campaña, la cual busca un apoyo bipartidista para su plan de asignar un precio relativamente alto sobre el carbono, mientras que, al mismo tiempo, se eliminan las regulaciones actuales sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Exxon donará en dos años 1 millón de dólares a la campaña.
Ted Halstead, director ejecutivo de la campaña Americans for Carbon Dividends, argumentó que el apoyo financiero de Exxon y otras empresas hará una gran diferencia para el debate político en EU sobre el plan.
“Lo que lo vuelve real para los miembros del Congreso es cuando empresas reales comienzan a poner dinero real en la mesa”, dijo. “Eso es lo que hace que pase de ser una buena idea a una idea viable”.
En principio, Exxon es partidario de un impuesto al carbono desde hace más de una década. En 2007, su entonces director ejecutivo, Rex Tillerson, dijo que estaba a favor de “un costo uniforme y predecible para el carbono”. Pero, al parecer, la compañía no puso su peso de cabildeo para apoyar la idea y los críticos a menudo rechazaron su posición como una simple manera de desviar las preguntas acerca de su posición sobre la política climática.
Su apoyo al plan de impuestos y dividendos sobre el carbono cambia eso, por lo que la compañía por primera vez es un partidario activo de un precio sobre las emisiones.
Bajo el director ejecutivo Darren Woods, Exxon se convirtió en un participante más activo en las estrategias para abordar la amenaza del cambio climático, entre ellas una iniciativa para frenar las fugas de metano, un potente gas de efecto invernadero.
El mes pasado, la compañía, junto con Chevron y Occidental Petroleum, se unió a la Iniciativa Climática de Petróleo y Gas, un grupo de las principales compañías internacionales, como Royal Dutch Shell, BP y Saudi Aramco, que se comprometió a respaldar el acuerdo climático de París y que financia tecnologías para la reducción de las emisiones. El impuesto que propone Americans for
Carbon Dividends se fijará en más de 40 dólares por tonelada de dióxido de carbono y luego aumentará en términos reales cada año, sería uno de los más altos del mundo, superando la intención de Canadá de aumentar su precio del carbono a 50 dólares canadienses por tonelada en 2022.
Ese precio ejercerá presión a las empresas para que reduzcan sus emisiones y afectará la demanda de los combustibles derivados del petróleo. Sin embargo, el plan también tiene ventajas para las compañías petroleras, ya que incluye el compromiso de eliminar las regulaciones sobre emisiones, con lo que se reducen los costos de cumplimiento.
El impuesto también ayudaría a alejar a la industria eléctrica del carbón, lo que podría aumentar la demanda de gas, el cual genera menores emisiones de dióxido de carbono cuando se utiliza para generar electricidad. Los ingresos recaudados por el impuesto se devolverán al público en pagos regulares.
Exxon es un miembro fundador del Climate Leadership Council, un instituto de políticas independiente que está a favor de las propuestas de impuestos sobre el carbono y los dividendos, junto con BP, Shell y Total. Ese grupo también cuenta con el respaldo de muchas compañías que no forman parte de la industria petrolera, como General Motors, Procter & Gamble y Johnson & Johnson.
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