Fan Bingbing, la actriz más buscada por el fisco chino
Fan Bingbing, la actriz más destacada de China, ganó fama y fortuna en Hollywood. Hoy es acusada por el fisco chino de evadir 850 millones de yuanes.
En la industria cinematográfica china, dominada por hombres, Fan Bingbing era la actriz más famosa del país, ganándose el título honorífico de “maestra” — que se reserva para los hombres—. “No necesito casarme con alguien de una familia rica. Soy mi propia familia rica”, dijo.
Fan tenía la razón. Una multimillonaria con una serie de éxitos detrás de ella, obtuvo papeles en grandes producciones de Hollywood, como X- Men, y ocupaba el puesto principal de celebridades con mayores ganancias en China con ingresos de 44 millones de dólares (mdd), de acuerdo con Forbes.
Entonces, desapareció. Luego de que en tres meses no hubo información en los medios sobre su paradero, esta semana se anunció que recibirá una multa por evasión fiscal. El episodio contribuyó a profundizar la sensación de que se expande la red de represión bajo el gobierno del presidente Xi Jinping.
“No es el hecho de que Fan Bingbing evadió impuestos, lo que le preocupa a la gente es que ella desapareció”, dice el abogado de derechos humanos, Liu XIaouyan.
El ascenso de Fan siguió el movimiento del crecimiento de la industria cinematográfica de China para convertirse en el segundo mayor mercado del mundo por ingresos. Su caída señala el fin de los años de regulaciones laxas con las que la industria evadió impuestos de forma generalizada.
Fan, quien nació en 1981 en una familia humilde en la ciudad oriental de Qingdao, más tarde recordó: “Cuando entré a la industria del entretenimiento, mi familia no tenía conexiones, así que sabía que corría el riesgo de fracasar y soportar sola las consecuencias”.
Desarrolló esas relaciones a través de alianzas con hombres poderosos, como los fundadores de Huayi Brothers, el estudio más importante de China, y el director Feng Xiaogang, quien le dio un papel en la película de 2003, Cell
Phone, en la que interpretó a la amante de un presentador de televisión.
Su prodigiosa ética de trabajo —podía trabajar en cuatro o cinco películas al año— junto con su apariencia de muñeca fueron clave para su creciente atractivo, pero se convirtieron en una carga para ella por los años de especulación en los medios de que se sometió a cirugías plásticas.
Mi éxito se debe al apoyo de mi país y de la gente... sin el amor de la gente, no habría Fan Bingbing”.
Se enfrentó directamente a las controversias, contrató a un hospital en Beijing para que emitiera una negativa oficial y demandó a otra instalación por daños.
Las luchas parecían envalentonar a Fan, quien se separó de Huayi Brothers en 2007 para fundar su propia compañía productora. Pronto se preparó para impulsar su perfil internacional, atrajo la atención en el Festival de Cine de Cannes en 2010 al usar un vestido con dos dragones sobre un amarillo brillante, que se reservaba para los emperadores en China en la época antigua.
Fan logró patrocinios de empresas occidentales con la esperanza de aumentar su perfil en China, y se convirtió en la primera embajadora global asiática de L’Oréal.
“Fue una de las primeras actrices chinas nacidas después de 1980 que reclamó las alfombras rojas internacionales como una estrella internacional vestida por los principales diseñadores”, dice Aynne Kokas, experta en cine chino de la Universidad de Virginia.
En 2014, obtuvo un papel como mutante en la película X-Men: Días del Futuro Pasado. Sin embargo, Fan también continuó con su enfoque en las audiencias nacionales y protagonizó un programa de drama para televisión sobre Wu Zetian, la única emperatriz en la historia de China. Con un presupuesto de casi 50 mdd, la Emperatriz de China fue la producción más cara en la historia del país.
Los espectadores vieron paralelismos entre Wu y Fan: personajes femeninos fuertes en un entorno dominado por hombres.
Algunos comentaristas sugieren que el género de Fan la hizo más vulnerable a una ofensiva en su contra. “En el pasado, las mujeres eran objeto de otros problemas cuando los hombres no lo eran”, dice Kokas.
Al final, fue un hombre poderoso — Cui Yongyuan, expresentador de la emisora estatal CCTV, quien mencionó que le ofendía la especulación de que él fue la inspiración de la vida real para CellPhone— quien en mayo llevó a la luz las acusaciones de evasión fiscal contra Fan.
Después se ordenó al Festival de Cine de Shanghai que eliminara cualquier referencia a la actriz en el material promocional. Los medios chinos, que antes le dieron seguimiento a cada movimiento de la actriz, tenían prohibido informar sobre su paradero.
Las autoridades emitieron un ultimátum a la industria del cine para declarar los impuestos no pagados a finales de año. “Todos hablan sobre el invierno, incluso el invierno nuclear en la industria”, dice Peter Bien, un productor de cine en Beijing.
Al final, el legado de Fan ganó un mayor espacio a los actores chinos en el extranjero. Este verano, Megalodón, una producción de Hollywood protagonizada por Li Bingbing, generó más de 300 mdd en todo el mundo.
Fan estará exenta de la investigación criminal si ella y las compañías de su propiedad pagan parcialmente los impuestos y multas de 850 millones de yuanes, algo que le permite tratar de revivir su carrera. Pero un comunicado sugiere que su confianza en sí misma se debilitó.
“Le fallé al país”, escribió en las redes sociales. “Mi éxito se debe al apoyo de mi país y de la gente. Sin las políticas del Partido ( Comunista Chino) y del país, sin el amor de la gente, no habría Fan Bingbing”.
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