PRIVATIZAR EL NAIM
La inversión del sector privado es la única solución para salvar el nuevo proyecto en Texcoco.
Puedo llegar a entender que el presidente Andrés Manuel López Obrador no haya querido seguir con la construcción de Nuevo Aeropuerto Internacional de México ( NAIM), porque para él y sus programas hay prioridades.
Entiendo que se preocupara por el temor de que el proyecto del nuevo aeropuerto fuera a requerir más recursos de los originalmente presupuestados, también entendería si los rendimientos esperados de esta magna obra estaban en duda, por su parte o por la de su equipo de expertos.
Todo eso y más lo entiendo, pero lo que no me parece razonable es que cancele la posibilidad de que el sector privado (que es quien más crítico la cancelación de la obra), pueda comprar la concesión y terminar el proyecto.
Recuerdo perfectamente que en mayo pasado, después de una conferencia que dio Carlos Slim a favor de continuar con la obra, nuestro presidente dijo: “Si quieren que la obra continúe, que lo hagan con su dinero“. Me pregunto ¿qué pasó después? ¿Por qué la privatización se eliminó como alternativa?
Esa era una solución que resolvía toda la problemática, el gobierno —y léase el pueblo de México—, no tendría que pagar los platos rotos de cancelar esa construcción, que bajita la mano nos va a costar en pérdidas directas, cerca de 300,000 millones de pesos, sin considerar las pérdidas indirectas. Sin considerar que todos los beneficios y derrama económica derivados del NAIM se van al caño con la cancelación.
Pero además al rechazar también la privatización, el gobierno estará dejando ir una enorme cantidad de dinero, que es el precio al cual podría venderse dicha concesión.
Me preocupa que nuestro nuevo gobierno tenga que distraer recursos multimillonarios para enfrentar las pérdidas del nuevo aeropuerto de Texcoco, cuando existen una serie de programas que sería importante iniciar.
También me inquieta que nuestras autoridades hacendarias tengan que distraer su tiempo en tratar de arreglar los problemas con los tenedores de los bonos del NAIM que están dispuestos a llegar a los tribunales, si no se les reintegra el valor de sus bonos sin tener que aceptar pérdidas.
Son innumerables los problemas que acarreará el gobierno por la cancelación del aeropuerto, simple y sencillamente no se entiende. Ojalá se formará un grupo del sector privado y le hiciera una oferta formal al gobierno para comprarle el proyecto. Me gustaría conocer la respuesta, pero sobre todo, el razonamiento, en caso de que la oferta fuera rechazada.
Creo que no se ofende a nadie cuando se trata de hacer algo en beneficio propio y de los mexicanos. Me dicen que nadie se atreve a tratar el tema, ni siquiera sus propios colaboradores, nadie. La pregunta es: ¿ por qué?